sábado, 7 de marzo de 2015

VICTORIANO HUERTA



José Victoriano Huerta Márquez (Colotlán, Jalisco; 23 de marzo de 1845  El Paso, Texas; 13 de enero de 1916) fue un ingeniero y militar mexicano, presidente de México entre 1913 y1914.

Huerta nació el 22 de marzo de 1845 en la ranchería del Agua Gorda, municipio de Colotlán, Jalisco, hijo de Jesús Huerta Córdoba y María Lázara del Refugio Márquez Villalobos. Cuando Victoriano tenía quince años, el general Donato Guerra visitó su ciudad natal y expresó su deseo de contratar a un secretario particular. Huerta, que sabía leer y escribir, por haber asistido a la escuela municipal dirigida por el sacerdote del lugar, se ofreció como voluntario. Como recompensa a sus servicios se le recomendó y concedió una beca para estudiar en el Colegio Militar, donde obtuvo notas sobresalientes que lo hicieron merecedor de un reconocimiento especial; el presidente Benito Juárez, el primer indígena en llegar a la presidencia, lo elogió durante su visita al colegio para entregar los reconocimientos a los cadetes con las siguientes palabras:

De los indios que se educan como usted, la patria espera mucho.

Al graduarse fue comisionado al Cuerpo de Ingenieros y se desempeñó en labores topográficas en la región de Puebla y el Estado de Veracruz, donde conoció a Emilia Águila, con quien se casó el 21 de noviembre de 1880 en la Ciudad de México4 y con quien tendría once hijos. Los nombres de sus hijos vivos al momento de fallecer Huerta eran Jorge, María Elisa, Víctor, Luz, Elena, Dagoberto, Eva y Celia.

Para el año de 1890 Huerta había alcanzado el grado de coronel y siete años más tarde comenzaría una larga trayectoria en el combate a las rebeliones indígenas que se generaban por todo el país. En diciembre de 1900combatió a los yaquis en Sonora y en 1902 a los mayas en Yucatán y Quintana Roo. Durante su estancia en el sureste desarrolló cataratas, una enfermedad que lo acompañaría el resto de su vida

Tras concluir su campaña en la Península de Yucatán Huerta recibió el grado de general brigadier, la Medalla al Mérito Militar y fue nombrado miembro de la Suprema Corte Militar de la Nación gracias a los esfuerzos de su amigo el general Bernardo Reyes, ex gobernador de Nuevo León y secretario de Guerra y Marina. En 1907 pidió permiso por razones de salud y visitó a Reyes en Monterrey, ciudad donde trabajó como jefe de Obras Públicas dos años y medio aplicando sus conocimientos de ingeniería civil en el trazado de las calles, e incluso en la construcción del Hotel Ancira.

Cuando Reyes fue enviado a Europa en 1909 Huerta decidió regresar a la Ciudad de México y comenzar a impartir clases de matemáticas. Tras estallar la revolución convocada por Francisco I. Madero, Huerta solicitó su reincorporación al ejército y tras la renuncia de Porfirio Díaz, Huerta fue el encargado de escoltar el convoy presidencial de éste al puerto de Veracruz, cosa que a don Porfirio no le agradó del todo pues nunca confió plenamente en él. Huerta permaneció fiel al ejército durante el gobierno interino de Francisco León de la Barra pero participó en algunas acciones de provocación al ejército rebelde comandado por Emiliano Zapata, lo cual levantó sospechas de insubordinación y tan pronto Madero asumió la presidencia ordenó su dimisión de las fuerzas armadas. Sin embargo, tras la rebelión de Pascual Orozco, Madero reconsideró su decisión y lo puso al mando de las tropas del gobierno federal. Huerta tuvo un desempeño impresionante y se convirtió en un héroe nacional. Mientras perseguía a Orozco rumbo al norte tuvo un altercado con el comandante rebelde Francisco Villa, quien se negó a regresar unos caballos que sus hombres habían robado a las tropas de Huerta. Enfurecido, lo mandó arrestar y ordenó fusilarlo.

Los hermanos del presidente Madero intervinieron y Villa sólo estuvo preso algunos días en la Ciudad de México, lo cual encolerizó a Huerta. Al regresar a la capital ratificó su lealtad al presidente Madero y mientras se sometía a un tratamiento de cataratas Madero lo hizo renunciar.

Tras la rebelión de Félix Díaz, en la que participaba su amigo el General Bernardo Reyes, Huerta declinó las ofertas de los golpistas por temor a sólo ser utilizado. Sin embargo, tras la muerte de Reyes ofreció sus servicios a Madero quien lo volvió a poner al mando del ejército. A los pocos días, Huerta se unió a los sublevados pero fue descubierto por el hermano de Madero, quien lo arrestó y lo acusó frente al presidente. Madero no creyó las versiones y lo puso en libertad, sólo para enterarse dos días después que Huerta lo había traicionado aliado con Aureliano Blanquet, jefe del 29.º Batallón y se autonombraba jefe del Ejecutivo, obligándolo a renunciar. Huerta y Félix Díaz, aliados con Henry Lane Wilson, embajador de Estados Unidos en México, habían suscrito el Pacto de la Embajada, también conocido como Pacto de la Ciudadela.

Al principio Félix Díaz se sorprendió por la noticia, pues el plan inicial era que Díaz ocuparía la presidencia al triunfo de la rebelión. Sin embargo, Huerta logró convencerlo de que lo dejase gobernar de manera interina para pacificar a los maderistas. El 22 de febrero de 1913 Madero y el vicepresidente José Ma. Pino Suárez fueron arteramente ejecutados.

Tras una efímera presidencia provisional de 45 minutos por parte de Pedro Lascuráin, Huerta asumió el poder en medio del caos e instaló una dictadura militar que llegó incluso a disolver al Congreso de la Unión.

Sin embargo, desde los primeros días del gobierno de Huerta, Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, desconocería al presidente y formaría el Ejército Constitucionalista que a la postre terminaría derrotando al gobierno federal el 13 de agosto de 1914.

Huerta se fue al exilio, primero viajando a Kingston, Jamaica, a bordo del crucero alemán SMS Dresden. De ahí se dirigió a Gran Bretaña, después a España, y llegó a los Estados Unidos en abril de 1915.

Una vez ya iniciada en Europa la Primera Guerra Mundial, Huerta se contactó con funcionarios del Imperio Alemán para que retornara al poder, financiando una posible revuelta. Regresó a América en abril de 1915, llegando a Nueva York con su familia, donde logró entrevistarse con Franz von Rintelen, un oficial naval del espionaje alemán quien le ofreció dinero y armas para intentar un golpe de estado en México y que luego el régimen de Huerta iniciase una guerra contra Estados Unidos. Tales charlas fueron interceptadas por el espionaje estadounidense.

Tras contactar con su antiguo rival Pascual Orozco y reclutarlo para su conspiración, Huerta viajó a El Paso, Texas, pero el 27 de junio de 1915 fue detenido por la policía estadounidense en la estación de tren de Newman, Nuevo México, junto con Pascual Orozco, siendo acusado de violar las leyes de neutralidad por conspirar junto con una potencia beligerante, siendo que para entonces el régimen de Woodrow Wilson procuraba evitar la entrada de EE.UU. en la Gran Guerra pero mantenía simpatías hacia la Triple Entente.

Huerta quedó encarcelado inicialmente en la prisión militar de Fort Bliss en Texas, tras pagar una fianza se le permitió salir de la prisión militar y pasar a un arresto domiciliario debido a su muy mal estado de salud, pero al intentar nuevamente entrar en México fue encarcelado otra vez por las autoridades estadounidenses.

Huerta murió en la prisión de El Paso el 14 de enero de 1916, víctima de cirrosis hepática e ictericia, enfermedades ocasionadas por su conocido hábito de abusar del consumo de bebidas alcohólicas, especialmente el coñac, el cual consumía en enormes cantidades. Fue enterrado en el cementerio La Concordia, hasta que sus restos fueron inhumados al cementerio Evergreen, en El Paso. Aunque se mantuvo que la causa de su muerte estuvo causada por la ictericia, también existieron fuertes sospechas de que podría haber sido envenenado por los EEUU.

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