Nació en
Poitiers, Francia, hacia el año 315. Sus padres eran nobles, pero gentiles.
Ávido de
saber, cultivó las letras y la filosofía. Después dio con los libros sagrados,
y el Evangelio de San Juan iluminó su espíritu. En el año 345 recibió el
bautismo. Desde entonces vivió con tanta honestidad y virtud que, al fallecer
el obispo de Poitiers, fue escogido para ocupar aquella sede. Era el año 350.
El siglo en
que vivió Hilario estaba convulsionado por contiendas dogmáticas, sobre todo
por la herejía arriana, que afirmaba que el Verbo no era Dios, sino sólo la
primera de las criaturas creadas por Dios.
Hilario
sostenía, de acuerdo con la ortodoxia, la unidad de las tres personas, y que el
Verbo divino se había hecho hombre para convertir en hijos de Dios a los que lo
recibiesen. Los seguidores de Arrio consiguieron que el emperador Constancio,
inficionado de la herejía, desterrase a Hilario a Frigia, provincia romana de
Asia, situada en la extremidad del Imperio. Hacia allí se dirigió a fines del
356.
Durante
cuatro años recorrió las ciudades de Oriente, discutiendo. "Permanezcamos
siempre en el destierro -repetía- con tal que se predique la verdad". Al
mismo tiempo enviaba a Occidente su tratado de los Sínodos y en 359 los doce
libros Sobre la Trinidad, que se consideraba su mejor obra.
Llamado por una orden general del emperador, asistió al concilio
que se realizó en Seleucia de Isauria, ciudad del Asia Menor, en la región
montañosa de Tauro. Allí trató Hilario sobre los altos y dificultosos misterios
de la fe.
Después
pasó a Constantinopla, donde en un escrito presenta al emperador como Anticristo.
Considerado
como un agitador e intimidados por su intrepidez, sus mismos enemigos
trabajaron para echarlo de Oriente. Así volvió Hilario a Poitiers. San Jerónimo
refiere el júbilo con que fue recibido por los católicos. Allí realizó una
profunda labor de exégesis, en los tratados que escribió sobre los divinos
misterios, sobre los salmos y sobre san Mateo. Compuso también himnos y algunos
le atribuyeron el "Gloria in excelsis". Según Isidoro de Savella,
Hilario fue el primero que introdujo los cánticos en las iglesias de Occidente.
Vuelve a la
lucha. En Milán está el arriano Auxencio. Hilario lo combate con su
característica intrepidez y es condenado a abandonar Italia bajo pretexto de
introducir la discordia en la Iglesia de esa ciudad.
Tuvo
Hilario numerosos discípulos, el más ilustre de ellos san Martín de Tours, y
muchos fueron los herejes que convirtió.
Murió el 13
de enero del año 368. Sus reliquias reposaron en Poitiers hasta el año 1652, en
que fueron sacrílegamente quemadas por los hugonotes. Se le ha dado el título
de Atanasio de Occidente. San Jerónimo y san Agustín lo llaman gloriosísimo
defensor de la fe. Por la profunda influencia que ejerció como escritor, el
papa Pío IX, a petición de los obispos reunidos en el sínodo de Burdeos, declaró
a san Hilario doctor de la Iglesia.
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