José de Jesús Alfaro Siqueiros, más conocido como David
Alfaro Siqueiros, nació en Camargo, Chihuahua; el
29 de diciembre de1896. Murió en Cuernavaca; 6 de enero de 1974.
Pintor
mexicano, figura máxima, junto a Diego Rivera y José Clemente Orozco, del
muralismo mexicano. Tributaria de la estética expresionista y la retórica
declamatoria que le exigía su radicalismo político, su pintura aunó la
tradición popular mexicana con las preocupaciones del surrealismo y el
expresionismo europeos.
En 1914, con apenas dieciséis años, se
alistó en el ejército constitucionalista para luchar por la Revolución, una
experiencia que le llevaría a descubrir "las masas trabajadoras, los
obreros, campesinos, artesanos y los indígenas... y sobre todo, las enormes
tradiciones culturales de nuestro país, particularmente en lo que se refiere a
las extraordinarias civilizaciones precolombinas."
Pero si
importante fue la influencia de este hallazgo en años clave para su formación,
no lo fue menos la huella que dejaron en él los tres años que pasó en Europa,
hacia donde partió en 1919. La suma de ambas experiencias determinó por igual
su pensamiento artístico, que cristalizó en el manifiesto que publicó en
Barcelona en la revista Vida Americana en mayo de 1921, coincidiendo con los
primeros encargos de Vasconcelos.
Sin embargo, pronto se deterioraron
sus relaciones con el gobierno. Su afiliación al Partido Comunista de México,
su decisiva participación en la fundación del Sindicato de artistas y de su
periódico, El Machete, junto a la creciente oposición a la política oficial
manifestada a través de sus artículos, hicieron que dejara de recibir encargos
a partir de 1924 y que, al año siguiente, decidiera dedicarse exclusivamente a
las actividades políticas.
Siqueiros
reiniciaría su trayectoria artística en los años treinta, pero fue la
militancia ideológica la que determinó el rumbo de su vida. En 1930, tras pasar
varios meses en la cárcel por su participación en la manifestación del 1 de
mayo, Siqueiros fue mandado al exilio interior en Taxco. En 1936 volvió a
luchar, esta vez en la guerra civil española, al lado del ejército republicano.
De 1940 a 1944 estuvo desterrado en Chile por su participación en el asesinato
de Trosky y en 1960 fue encarcelado de nuevo acusado de promover la
"disolución social". Cuando salió de la cárcel, cuatro años después,
llevaba consigo las ideas de la que sería su última obra: Marcha de la Humanidad en América
Latina hacia el cosmos.
Para Siqueiros socialismo
revolucionario y modernidad tecnológica eran conceptos íntimamente
relacionados. Estaba convencido de que la naturaleza revolucionaria del arte no
dependía tan sólo del contenido de sus imágenes sino de la creación de un
equivalente estético y tecnológico en consonancia con los contenidos. Toda su
vida artística estuvo presidida por la voluntad de crear una pintura mural
experimental e innovadora.
Siqueiros
adaptaba sus composiciones a lo que él llamó la "arquitectura
dinámica", basada en la construcción de composiciones en perspectiva poli
angular. Para ello estudiaba cuidadosamente los posibles recorridos de los
futuros espectadores en los lugares que albergarían sus murales y definía así
los puntos focales de la composición. Siqueiros llegó a utilizar una cámara de
cine para reproducir la visión de un espectador en movimiento y ajustar más
eficazmente la composición a esa mirada dinámica.
Su anhelo por lograr la adecuación
entre las técnicas pictóricas y la contemporaneidad tecnológica le llevó a
crear en 1936 un Taller Experimental en Nueva York. Las prácticas del taller
buscaban integrar la arquitectura, la pintura y la escultura con los métodos y
materiales ofrecidos por la industria. Allí se experimentaba a partir de lo que
Siqueiros denominaba "el accidente pictórico", esto es, la práctica
de la improvisación mediante técnicas como el goteo de pintura y las texturas
con arena. Los chorreones y salpicaduras dejadas caer sobre el lienzo, que
luego pasarían a ser emblemáticas del expresionismo abstracto americano, fueron
una práctica gestada en el taller de Siqueiros, al que asistieron Jackson
Pollock y otros jóvenes que llegarían a formar la primera generación de
artistas estadounidenses con un lenguaje propio.
El mural que
realizó en la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas 1939-1940, Ciudad de
México bajo el título Retrato de la burguesía, recoge
el aprendizaje obtenido tras las investigaciones efectuadas a lo largo de toda
la década de los treinta y constituye una de las obras murales más
significativas del siglo XX. Siqueiros eligió para el mural la escalera
principal del edificio.
La primera fase del proyecto, para el
que contó con un equipo de ayudantes en el que figuraban artistas tan
significativos como Josep Renau, consistió en un análisis del espacio
arquitectónico. El objetivo era adecuar la composición de modo que las tres
paredes y el techo quedaran integrados en una superficie pictórica continua.
Para Siqueiros crear un campo visual dinámico y continuo, en sintonía con el
del espectador que subiera o bajara la escalera, era tan importante como el
tema representado.
Si en Retrato
de la burguesía la
utilización de la fotografía documental en el proceso de elaboración dota al
mural de un inequívoco espíritu de contemporaneidad, en Nueva Democracia, 1944, Palacio de Bellas Artes, Ciudad
de México Siqueiros construye un emblema intemporal del triunfo de la libertad.
Aunque la pintura tenía 16 metros de longitud, para Siqueiros no era más que
"un cuadro grande"; las únicas obras que, según él, merecían el
nombre de murales eran las que se articulaban con la arquitectura.
La integración de todas las artes, que
Siqueiros anheló a lo largo de toda su vida, pudo hacerse realidad en el
proyecto que ocupó sus últimos años, el Polyforum Cultural Siqueiros 1967-1971,
Ciudad de México. El edificio, concebido por el mismo Siqueiros, posee doce
lados totalmente cubiertos por murales, cada uno con un tema diferente. En el
techo abovedado del piso superior pintó Marcha de la humanidad en América
Latina hacia el cosmos, para
cuya contemplación los observadores se colocan sobre una estructura móvil que
gira siguiendo el sentido narrativo de las imágenes y que permite al espectador
"transitar" por el relato mientras un juego de luz y sonido hace más
vívida la experiencia. Si bien la grandilocuencia del proyecto no alcanzó altos
niveles estéticos, supuso un gran logro como empresa colectiva que aglutinó a
un equipo enorme de técnicos y artistas a los que Siqueiros supo infundir el
gran ideal de un arte tecnológica y socialmente revolucionario.
David Alfaro
Siqueiros falleció en Cuernavaca, Morelos, el 6 de enero de 1974 en compañía de Angélica Arenal
Bastar, quien fuera su inseparable compañera desde la Guerra Civil Española. Su
cuerpo fue inhumado en la Rotonda de las
Personas Ilustres. Días
antes de su muerte, Siqueiros donó su casa en Polanco al pueblo de México que,
desde 1969 la había dedicado a Salas de Arte Público y al Museo de Composición de Pintura Mural.
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