martes, 20 de enero de 2015

SAN FABIÁN Y SAN SEBASTIÁN



San Fabián, Sumo Pontífice.

Fue Sumo Pontífice del año 236 al 250, por 14 años. Fabián nombre de origen Latino traduce “el cumplidor”.

San Fabián sucedió en el pontificado a San Antero, hacia el año 236. Eusebio relata que con una asamblea del clero y el pueblo para elegir al nuevo Papa, una paloma vino volando a posarse sobre la cabeza de San Fabián. Esta señal le ganó los votos del clero y del pueblo, aunque hasta entonces no se había pensado en él, ya que era laico y poco conocido.

San Fabián gobernó la Iglesia durante catorce años, hizo trasladar de Cerdeña a Roma el cuerpo de San Ponciano, Papa y mártir, y condenó a Privato, autor de una nueva herejía en África. San Fabiano murió martirizado en la persecución de Decio, el año 250, según atestiguan San Cipriano y San Jerónimo.

San Cipriano, en una carta a San Cornelio, sucesor de San Fabián, le llama hombre incomparable, y dice que la gloria de su muerte correspondió a la pureza y santidad de su vida. Todavía se conserva la placa que cubría su sepultura en el cementerio de San Calixto; sus cuatro fragmentos llevan claramente trazada en caracteres griegos la inscripción: “Fabián, Obispo, Mártir”



San Sebastián, soldado mártir. Año 300.

El nombre “Sebastián” significa: “Digno de respeto. Venerable”, se deriva de la lengua Griega.

Nació en Narbona, Francia en el año 256, pero se educó en Milán. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios de idolatría. Como buen cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de su religión.

Se dice de él que entró a la vida militar con el ejército romano y el emperador Diocleciano para poder ayudar a los cristianos que estaban prisioneros. Una vez un mártir estaba para desanimarse a causa de las lágrimas de sus familiares, pero el militar Sebastián lo animó a ofrecer su vida por Jesucristo, y así aquel creyente obtuvo el glorioso martirio. Dicen los antiguos documentos que Sebastián era Capitán de la Guardia en el Palacio Imperial en Roma, y aprovechaba ese cargo para ayudar lo más posible a los cristianos perseguidos.

Pero un día lo denunciaron ante el emperador por ser cristiano. Maximino lo llamó y lo puso ante la siguiente disyuntiva: o dejar de ser cristiano y entonces ser ascendido en el ejército, o si persistía en seguir creyendo en Cristo ser degradado de sus cargos y ser atravesado a flechazos. Sebastián declaró que sería seguidor de Cristo hasta el último momento de su vida, y Sebastián, convertido en soldado de Cristo por la confirmación, se mantuvo firme en su fe.

Enfurecido Dioclesiano, le condenó a morir asaeteado: los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto.

Sin embargo, sus amigos, se acercaron y al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.

Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó con valentía ante el emperador, desconcertado porque lo daba por muerto, y Sebastián le reprochó con energía su conducta por perseguir a los cristianos.
Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión y tiraron su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián. Murió en el año 288.

En Roma le levantaron desde muy antiguos tiempos una basílica en su honor. Ha sido invocado por muchos siglos como su Patrono contra las flechas envenenadas y para librarse de plagas y enfermedades. San Ambrosio pronunció hermosos sermones acerca de San Sebastián. Es patrono de los arqueros, los soldados y los atletas.

No hay comentarios: