Canuto IV el Santo nació en 1040 y murió
en 1087, reinó en Dinamarca desde 1080 hasta su asesinato en 1087. Era hijo
natural de Sven II rey de Inglaterra. Sucedió a su hermano Harald III Hen.
Desde joven resaltan en él las mejores
cualidades para la lucha y posee apreciadas dotes de conquistador. Pelea contra
los piratas que destrozan las costas del reino y logra limpiar los mares; sale
vencedor en las sangrientas guerras contra los vendos paganos. Crece más y más
su estima entre el pueblo. Pero a la muerte de su padre usurpa el trono su
hermano Harald porque la nobleza prefiere un rey flojo y estúpido, que muere a
los dos años. Entonces es cuando sube al trono Canuto, corriendo el año 1080.
Se esfuerza por restablecer las buenas
costumbres ya que se ha encontrado con un reino que aún sufre los tropiezos del
paganismo. Purga al pueblo de vicios y desórdenes. Guerrea contra Estonia y
añade a Dinamarca los territorios de Curlandia y Samogitia. Parece que no por
ambición, sino por piedad; de hecho, inmediatamente manda misioneros que
evangelicen a los habitantes de esas tierras.
Como suele suceder en un rey, se casó con Adela, hija de Roberto, conde de Flandes, de quien tuvo a Carlos el Bueno.
Como suele suceder en un rey, se casó con Adela, hija de Roberto, conde de Flandes, de quien tuvo a Carlos el Bueno.
Dispone las cosas del reino con leyes
humanas, sabias y prudentes. Hace por los menesterosos, construye hospitales,
su tesoro es para los pobres. Favorece la misión de la Iglesia con la
construcción de templos y patrocinando monasterios.
Precisamente la cuestión de los diezmos le indispone con los nobles. Intenta desarraigar en el pueblo la mala costumbre de atribuir únicamente a los pecados de los clérigos la causa de las calamidades que periódicamente afligen al pueblo, las enfermedades, catástrofes y todo tipo de desórdenes naturales.
Precisamente la cuestión de los diezmos le indispone con los nobles. Intenta desarraigar en el pueblo la mala costumbre de atribuir únicamente a los pecados de los clérigos la causa de las calamidades que periódicamente afligen al pueblo, las enfermedades, catástrofes y todo tipo de desórdenes naturales.
Por su parte, adopta actitudes
penitenciales. Tiene una piedad grande que le lleva a traer después de invadir
Inglaterra, las reliquias de san Albano. Entre todas las actitudes religiosas
destaca su amor y veneración por la Eucaristía. Sinceramente es capaz de poner
a los pies de Cristo crucificado su espada, su corona y las insignias reales ¡y
lo hace!
Es traicionado por su hermano Olao. Un
día que asiste a la Misa en Odense, en la isla de Fünen y en la iglesia de san
Albano, acompañado por algunos leales, los rebeldes capitaneados por Blacon
rodean la Iglesia. Después de haber confesado y comulgado, muere asaeteado,
perdonando a sus enemigos. Fue un 10 de enero del 1087. Es canonizado y
proclamado primer santo de Dinamarca el año 1.100. El Papa Clemente X reconoce
su culto para toda la Iglesia.
En nuestra época puede resultarnos
extraña la figura de un santo rudo, peleón, invasor de tierras extrañas y
exigente sin contemplaciones. Parece convencernos más su bondad con los pobres,
su compasión con el débil, su piedad y penitencia. Pero él hizo lo que pudo
para ser leal consigo mismo, bueno con su pueblo y fiel con la Iglesia. Eso era
lo que le pedía el siglo de hierro, aquel oscuro tiempo bárbaro y turbulento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario