Escritor
mexicano. Es el gran iniciador de la novela americana. En 1812 fundó el
periódico liberal El Pensador Mexicano, suspendido por el gobierno de Fernando VII, pero cuyo
título se apropió el autor como seudónimo. Su vigor polémico le enfrentó en
repetidas ocasiones con el orden constituido. Tras la independencia, dirigió la Gaceta
del Gobierno 1825.
Sus obras narrativas, que reflejan sus posturas críticas, incluyen El
Periquillo Sarniento 1816 y 1830-1831 y La Quijotita y su prima 1818. También cultivó, con menos
éxito, la poesía y el teatro. Su autobiografía, Noches
tristes y día alegre 1818, contiene los primeros gérmenes del
romanticismo mexicano.
Periodista
por vocación y liberal influido por los enciclopedistas, aunque limitado por el
ambiente de la colonia, José Joaquín Fernández de Lizardi es considerado no
sólo como el escritor más importante de su país durante el primer tercio del
siglo XIX, sino también como el autor de la primera novela, en el sentido
moderno del término, que se escribió en América. Nacido hacia el final de la
época colonial, la infancia de José Joaquín transcurrió en Tepozotlán, donde su
padre ejercía la medicina en el Seminario de los Jesuitas. Hizo en esta
población sus primeros estudios, que amplió después en el Colegio de San
Ildefonso; pero no pudo terminarlos por falta de recursos.
Aunque entre
sus primeras composiciones figura un himno dedicado al soberano español Fernando
VII Polaca en honor de nuestro católico
monarca, el señor don Fernando Séptimo, 1808, Fernández de Lizardi se opuso
pronto a la monarquía y abrazó los ideales independentistas. Apoyó la revuelta
del cura Hidalgo y luego la causa de José María Morelos, escribió panfletos en
defensa de la libertad de imprenta y contra el gobierno virreinal, y fue
encarcelado en 1815, tras la derrota de Morelos. Fundador de múltiples
publicaciones, la más célebre de todas ellas es El
Pensador Mexicano, que duró de 1812 a 1814 y de la cual tomaría su
seudónimo literario.
Con sus artículos y escritos luchó por
la libertad de expresión y contribuyó a consolidar el ideario independentista.
Escribió también versos desaliñados, de los que lo más interesante son las Fábulas 1817; intentó el teatro, sin
resultado, en piezas como El negro sensible, Auto
Mariano y otras. Pero se
le recuerda más por sus artículos políticos y, sobre todo, por sus tres
novelas, que inauguraron el género en el continente: El
Periquillo Sarniento 1816, La
Quijotita y su prima 1818 y Don Catrín de la Fachenda 1832.
De ellas, El
Periquillo Sarniento es
sin duda la mejor y más famosa. Pintura satírica y colorida de las postrimerías
del virreinato, está inspirada en la picaresca española y cuenta la vida de un
truhán de buen corazón que sirve a varios amos y tiene diversas aventuras. Es
una obra de carácter edificante, a través de la cual el autor busca combatir
vicios, criticar la hipocresía de la sociedad y ridiculizar los malos hábitos.
A pesar de su trasfondo moralizante, la novela alcanza un indudable valor
literario gracias a sus elementos costumbristas, a su humor y a la vivacidad de
muchos de sus episodios.
El
Periquillo Sarniento se publicó íntegramente por primera
vez en 1830-1831, y ha sido objeto de incontables reimpresiones. El éxito de
esta novela, que refleja de modo realista la vida mexicana en tiempos de su
autor, fue grande, y disfrutó de envidiable popularidad porque en ella cobran
vida los diversos niveles sociales, con el lenguaje peculiar de cada uno, sobre
todo el de los oficios y profesiones el estudiantil, el de los abogados, los médicos,
los jugadores profesionales, los ladrones, etc. Las escenas de la vida privada
están descritas con minuciosidad y riqueza de datos, así como las leyendas y
supersticiones de carácter popular.
Es indudable que muchos de los
incidentes que forman la trama de esta novela están tomados de la vida misma de
Lizardi. Se relata la niñez del protagonista, y por las páginas dedicadas a
ella desfilan sus progenitores, sus primeras escuelas y maestros, sus cursos
universitarios y sus observaciones de la vida estudiantil. En busca de una
profesión que exigiese la menor preparación posible, Periquillo se fija en el
sacerdocio, pero malas compañías acaban por apartarlo de él.
El temor de
ser aprendiz lo lleva a un monasterio, del que sale al poco tiempo, y después
de dilapidar su exigua herencia, emprende diferentes aventuras, durante las
cuales entra al servicio de una serie pintoresca de amos: un escribano
socarrón, un barbero, un médico charlatán, un subdelegado vicioso y un capitán
del ejército. Sólo por ser realmente cobarde le faltaba valor para empresas
peligrosas no pudo aprovechar la oportunidad de hacerse salteador de caminos
para ganarse la vida. El héroe de El Periquillo Sarniento no difiere de sus congéneres de la
novela picaresca española sino en que al final, arrepentido de sus extravíos,
se pone a trabajar y a ganarse la vida honradamente, y muere por fin convertido
en un ciudadano respetable.
En ciertos aspectos, La
Quijotita y su prima 1818
es una novela similar a El Periquillo Sarniento, protagonizada
ahora por una mujer apicarada. Don Catrín de la Fachenda cuyo título completo es Vida
y hechos del famoso caballero don Catrín de la Fachenda, publicada
póstumamente en 1832 es también una novela de carácter moralizante no exenta de
trascendencia a la luz de su examen del país. En ella se relata la vida de un
joven presuntuoso; la aversión al trabajo y las absurdas pretensiones de esta
especie de señorito de la época colonial acaban causando su ruina. De Noches tristes y día alegre 1818, obra de carácter autobiográfico
influida por las Noches lúgubres del español José Cadalso, se suelen
destacar los rasgos que preludian el romanticismo mexicano.
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