Vicente Ramón Guerrero Saldaña nació en Tixtla, Guerrero; el 9 de agosto de 1782. Murió en Cuilápam, Oaxaca; el 14 de febrero de 1831 fue un político y militar mexicano,
militante y jefe de la insurgencia en la etapa de Resistencia 1816-1821 de la guerra de Independencia de México.
Pactó la independencia con Agustín de Iturbide, lo cual se sella con el Abrazo de Acatempan el 10 de febrero de 1821. El 24 de febrero se promulga el Plan de
Iguala con el cual se
unen los ejércitos insurgente y realista formando así al Ejército Trigarante. Finalmente, el 27 de
septiembre, el Ejército Trigarante entra a la Ciudad de México, consumándose así la
independencia mexicana.
Fue miembro del Supremo Poder Ejecutivo 1823-1824, Ministro de Guerra y Marina 1828 y ocupó la presidencia de México del 1 de abril al 17 de
diciembre de 1829.
Por Decreto del 16 de
noviembre de 1833 fue declarado Benemérito de la Patria y
en 1849 se creó en su honor el Estado de Guerrero.
Pasó sus primeros años haciendo
labores con su padre y tíos en los oficios y negocios de su familia. Aunque
general y erróneamente se cree que el oficio de arriero que ejercían varios miembros de su
familia le presuponían un origen humilde que le cerró la oportunidad de
realizar estudios avanzados recibiendo solo la educación más elemental en la
parroquia de su ciudad natal, esta concepción se debe a una disfasia conceptual
temporal. A principios del siglo XIX, su natal Tixtla era uno de los centros más poblados y
productivos del Sur de México y durante la época virreinal, el ser arriero de
oficio y bien establecido permitía privilegios como el de poseer animales de
carga, caballos y mulas, portar armas para protegerse de los salteadores de
caminos, ejercer el comercio y tratar directamente con los comerciantes más
ricos. Así pues, la prosperidad de su padre como campesino, arriero,
comerciante, y armero, la posición de su tío Diego Guerrero
dentro de la milicia española, y el empeño de su familia le permitió una
educación de lo más completa para la época a través de profesores particulares.
Su padre, Juan Pedro Guerrero Soriano,
y dos de sus hermanos, Juan Pedro y Manuel, se dedicaban a la armería, por lo
que Guerrero aprendió a manejar, dar mantenimiento, reparar y forjar armamento
como espadas, fusiles y cañones. Era también responsabilidad de los armeros
almacenar el armamento del ejército regional. Su tío y uno de sus hermanos ambos
llamados Diego pertenecían a la milicia española, bajo las órdenes del Capitán
Antonio Galeana, de Tecpán y
del subteniente Víctor Bravo,
de Chilpancingo. Esto permitiría a los
jóvenes Guerrero desenvolverse entre ejercicios de tiro y combate cuerpo a
cuerpo, revistas de armamento y prácticas de maniobras militares. Por el
negocio de arriería de su padre, se convirtieron además en hábiles jinetes. Por
la arriería llegarían también a conocer a detalle todo el sur y suroeste incluido
el camino hacia Ciudad de México, a coordinar y movilizar hombres y carga, y a
sobrevivir al aire libre, en los montes y bosques. Aprendieron también a leer y
a escribir y a manejar los números y las matemáticas básicas, además de
adquirir algunos conocimientos rudimentarios de mecánica práctica necesarios
para realizar sus oficios. No adquirieron la formación de un jurista, un literato,
un teólogo o un militar burgués,
ni estaban acostumbrados a los tratos de la vida urbana —razón por la cual
posteriormente se etiquetaría frecuentemente a Guerrero como carente de
educación—, sin embargo su preparación 'de campo' era de las más formales de la
época, pues adquirieron habilidades que no estaban al alcance de la mayoría de
la población del virreinato.
Las habilidades adquiridas durante su
juventud le servirían para combatir a los realistas durante la Guerra de
Independencia. Guerrero no solo era hábil con la espada, el sable, la pistola,
el fusil y la bayoneta tanto a pie como a caballo, sino también con la lanza,
la reata y el machete, armas que en manos de los insurgentes surianos llegarían
a ser temidas por los realistas. El conocimiento del territorio suriano también
llegaría a ser una ventaja importante en las futuras batallas, al igual que la
habilidad de Guerrero para construir fortines provisionales sobre cerros y
tierras altas para defender los poblados y posiciones bajo su control. La
artillería sería también otra novedad con la que los realistas se toparían en
el suroeste: los insurgentes llegaron a fundir campanas y máquinas de sus
haciendas para construir cañones y fusiles, además de utilizar aquellos que
tomaban de los realistas. Guerrero establecería una fundición para forjar
armamento y una casa de moneda, fabricando también pólvora y municiones.
Aunque de familia considerada a menudo
humilde, su padre, Pedro Guerrero, era bien conocido y respetado, llegando el
gobierno virreinal a indultar a prisioneros insurgentes por intervención suya.
Los Guerrero mantenían relaciones comerciales con los agricultores y hacendados
importantes del sur, como los mismos Bravos y Galeanas.
Contrajo matrimonio con Guadalupe
Hernández, con quien tuvo una hija, Dolores Guerrero. Fue abuelo del político,
intelectual y militar mexicano Vicente Riva Palacio.
Tras
estallar la guerra de independencia, fue testigo del arribo de las tropas de José María Morelos e Isidoro Montes de
Oca a Tecpan, siendo convencido ahí mismo de unirse al movimiento.
Comenzó su carrera militar en 1810 bajo las órdenes directas de Hermenegildo Galeana.
Debido al carácter aguerrido, arrojo y valor que caracterizaba a ambos, dicha
mancuerna sería después conocida por su liderazgo, tras dirigir y participar en
furiosas cargas de caballería y feroces embates de infantería. Su incorporación
y la de los demás combatientes del Sur produjo un cambio en la estrategia
militar de los insurgentes, ya
que los surianos preferían el ataque frontal al enfrentar a los contingentes
realistas y
daban preferencia a la formación de cuerpos militares bien organizados. En 1811, ya con el grado de capitán,
el Gral. José María Morelos lo comisionó para atacar la población de Taxco.
Vicente
Guerrero se distinguió en la batalla de Izúcar, el 23 de febrero de 1812, donde como segundo al
mando del General Mariano Matamoros derrotan
al General Brigadier Ciriaco del Llano. El 23 de julio de 1812 participa en el Sitio de Huajuapan,
donde su caballería, en combinación con la de Hermenegildo Galeana, derrota al
capitán realista Juan Antonio Caldelas, uno de los principales defensores,
siendo Guerrero el primero en romper el cerco. La victoria insurgente en Huajuapan hacía
fácil la toma de la Ciudad de Oaxaca, recomendada
por Guerrero y Valerio Trujano. Sin embargo, en lugar de ello, Morelos decide
partir hacia Tehuacán. Guerrero continuó bajo las órdenes de Morelos,
siendo comisionado para combatir en el sur del estado de Puebla.
Tras la victoria de los realistas en
la Batalla de Puruarán, Gabriel de Armijo toma Chilpancingo obligando al Congreso de Anáhuac a movilizarse. Guerrero se encarga de
custodiarlos y escoltarlos al mando de un regimiento de 400 hombres. Después es
comisionado por Morelos para combatir en los estados del sur de México,
a donde se dirige llevando consigo solo un asistente. A comienzos de 1816, con
la muerte de José María Morelos, la mayoría de los jefes insurgentes se retiran
de la lucha y esta declina. A pesar de ello, Guerrero continúa combatiendo en
los estados del sur durante el periodo llamado de Resistencia.
Al igual que otros insurgentes surianos, se distinguió por organizar y contar
con milicias profesionales, con buenos jinetes y hombres hábiles en el uso de
las armas y la artillería. Fue derrotado en la Batalla de Cañada de Los Naranjos,
pero luego venció a Zavala y Reguera en Azoyú,
y a Samaniego y a La Madrid en Piaxtla. El 15 de septiembre y el 30 de
septiembre de 1818 venció al Comandante del Sur José Gabriel de Armijoen las Batalla de El Tamo y la Batalla de Cerro de Barrabás casi aniquilando a sus contingentes
realistas. El 5 de diciembre de 1819 es derrotado en la Batalla de Agua Zarca, logrando escapar de
los realistas.
Al igual que otros líderes de la
insurgencia en el sur, Guerrero equipó, entrenó y uniformó a sus hombres de la
mejor manera posible. El grupo militar más cercano a él, bajo sus órdenes
directas, era conocido como el Regimiento de San Fernando, el cual estaba
formado inicialmente por 500 soldados. Guerrero recibió licencia de formarlo
tras alcanzar el grado de Coronel. El regimiento se destacaría por su valor y
destreza a lo largo de la lucha armada, convirtiéndose en uno de los
regimientos de élite de la insurgencia. Justo después de su formación, lograron
derrotar a las fuerzas más numerosas del realista La Madrid, quién los había
subestimado. La milicia de Guerrero creció con el tiempo, estando otros
regimientos al mando de sus subordinados.
El 14 de
enero de 1831 en la playa Tlacopanocha, en Acapulco,
Vicente Guerrero recibió la invitación a almorzar con el capitán del bergantín Colombo, Francisco Picaluga,
mercenario genovés. Una vez a bordo, él y sus colaboradores fueron aprehendidos
sorpresivamente. De inmediato, el barco levaría anclas. La traición ocurrió a
cuenta de 50 000 pesos que había ofrecido el ministro de Guerra José Antonio Facio, por
indicaciones del vicepresidente, Gral. Anastasio Bustamante, líder de la
sublevación en contra del Presidente Guerrero.
Guerrero
fue transportado al puerto de Santa María de Huatulco, fue entregado a cuatro oficiales que esperaban el arribo de
la embarcación en la playa que desde entonces se denomina La Entrega, entre ellos se encontraban el capitán José
Miguel González, el teniente Fuentes y el alférez Maciel del 4° de Caballería. El 25 de enero, Guerrero comenzó a ser
interrogado por el fiscal José María Llanes, capitán del batallón activo de
Jamiltepec. Llanes enfermó durante el juicio militar, por tal motivo Joaquín Ramírez y Sesma ordenó a Nicolás Condelle continuar
el proceso como juez-fiscal y al alférez del 11° regimiento, Juan Ricoy, como
secretario. El defensor
fue el subteniente Francisco Cosío. Guerrero
fue condenado a la pena de muerte. Fue fusilado el 14 de febrero de 1831 en Cuilápam, Oaxaca.
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