miércoles, 26 de noviembre de 2014

SAN MÁXIMO EL CONFESOR



San Máximo el Confesor nació en Constantinopla alrededor del año 580. Después de haber recibido una esmerada educación civil y religiosa, ocupó un alto cargo estatal, que abandonó en el año 630 para hacerse monje.

Al principio, combatió el monofisismo; más tarde, dedicó todas sus energías a luchar contra la herejía monotelita. Participó en numerosos Sínodos africanos y tomó parte activa en el Concilio de Letrán del año 649, donde fue condenado el monotelismo junto a los patriarcas que lo habían favorecido. A su regreso a
Constantinopla, fue arrestado por orden del emperador Costante II, torturado y desterrado. Murió en el exilio, el 13 de agosto del año 662.

San Máximo escribió numerosos escritos teológicos, exegéticos y éticos. Se le atribuye además una Vida de María, recientemente descubierta en traducción georgiana del siglo XI. Su fecha habría ido escrita antes del año 626, hace de ella la más antigua vida de la Virgen llegada hasta nosotros. Junto a los puntos fundamentales del dogma mariano maternidad virginal, absoluta santidad de la
Virgen, asunción al Cielo, el autor destaca la profundísima unión de María Santísima con su Hijo y Dios, en todos los momentos de su vida: también después de la Ascensión del Señor al Cielo.

Los párrafos que aquí se recogen—una muestra de la solicitud de la Virgen con los Apóstoles y los discípulos, en aquellos primeros años de la Iglesia—constituyen un testimonio impresionante de la profunda devoción que los cristianos han tenido siempre a la Madre de Dios y Madre nuestra.

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