Nació en
Chilpancingo, 1776 - 1854 Militar y político mexicano que fue presidente de la
República en 1839, entre 1842 y 1843 y en 1846. Los enfrentamientos entre
monárquicos y republicanos caracterizaron los primeros años de la independencia
de México; con la caída de Iturbide en 1823, cobraron fuerza entonces las
disensiones entre republicanos federalistas y centralistas. Tras atesorar un
merecido prestigio en la lucha contra los españoles y contra Iturbide, Nicolás
Bravo se convirtió en uno de los más relevantes caudillos de la facción
centralista conservadora y llegó a ocupar la presidencia en tres ocasiones, si
bien sus mandatos no excedieron la insoslayable brevedad de aquellos tiempos
convulsos.
Hijo de un rico hacendado criollo,
creció en un ambiente de rechazo crítico a las actuaciones de la corona en
Nueva España. Su padre Leonardo y un hermano suyo participaron en los primeros
levantamientos insurgentes, por lo que en 1810, en plena juventud, Nicolás
Bravo decidió incorporarse a las fuerzas rebeldes mandadas por su padre,
pasando en mayo del año siguiente a servir a las órdenes de Hermenegildo Galeana, líder insurgente en el
vecino Estado de Morelos. Participó en diversas acciones, tanto en su tierra
natal actuando en la vanguardia del ataque al pueblo de Chichihualco, donde
tenía la hacienda su familia como en el Estado de Morelos, pero también
extendió sus correrías hasta Veracruz, distinguiéndose en la defensa de Cuatla,
a las órdenes del general Morelos.
En el desarrollo de estas acciones,
Nicolás Bravo adquirió la reputación de soldado "generoso y magnánimo"
según don Lucas Alamán, al perdonar la vida y otorgar la libertad a los 300
soldados realistas que en agosto de 1812 habían caído en su poder en San
Agustín del Palmar, cerca del puerto de Veracruz. Se dio la coincidencia de que
poco después recibió la noticia de la prisión de su padre y la oferta de
indulto del virrey si se arrepentía y presentaba. Nicolás Bravo decidió liberar
a los presos en lugar de fusilarlos para diferenciar la causa de la
Independencia de la barbarie virreinal, según relato del mismo a Lucas Alamán.
Algunos autores llamaron a este gesto "la venganza de Bravo".
Nicolás Bravo fue uno de los oficiales
que mayor prestigio y victorias ofreció a los seguidores de José María Morelos, al que acompañó en la toma
de Oaxaca y en el sitio de Acapulco. Acantonado en Chilapa, siguió desde las
tierras del sur las vicisitudes de la insurgencia y la convocatoria del
Congreso de Chilpancingo que apoyaría el nombramiento de generalísimo a favor
de Morelos, así como la posterior caída de Morelos tras la derrota de
Valladolid y la dispersión del Congreso.
En los primeros meses de 1817,
siguiendo órdenes de la Junta de Xauxilla, arrestó a Ignacio López Rayón, que se negaba a obedecer
la autoridad de la Junta. Poco después se encerró en Cóporo, que defendió
durante algunos meses. Finalmente, se retiró a reponerse y descansar en la
hacienda familiar, cercana a Chilpancingo, donde fue hecho prisionero a
comienzos de 1818. Trasladado a la ciudad de México, permaneció en prisión
hasta que, con motivo del cambio de régimen y el triunfo constitucional, le
llegó el indulto en 1820.
Adherido al Plan de Iguala, reunió una
fuerza militar con la que se presentó ante la ciudad de Puebla, sitiada por el
general Agustín de Iturbide. Tras esta acción, Iturbide
le concedió el rango de coronel del ejército republicano. Nombrado Consejero de
Estado y miembro de la segunda Regencia del 11 de abril al 18 de mayo de 1822,
asistió a la llegada del virrey Juan O'Donojú y
participó en los primeros enfrentamientos políticos que precedieron a la
exaltación de Iturbide como emperador.
Republicano convencido, se opuso sin
embargo en 1823 a las pretensiones del nuevo mandatario y, junto con Vicente Guerrero, dirigente del ala más liberal
de la insurgencia, escapó de la capital y se adhirió a la revuelta encabezada
por Antonio López de Santa Anna en Veracruz. Se enfrentó con Guerrero
al brigadier Armijo y fue derrotado en la batalla de Almolonga el 25 de enero
de 1823, entre Chilapa y Tuxtla. Tras numerosas acciones, formó con Antonio
León una Junta de Gobierno en Oaxaca e hizo su entrada en Puebla, al frente del
ejército llamado "libertador". Unido a los demás líderes
republicanos, consiguió la renuncia del emperador a comienzos de 1823.
En la división política que siguió a
la deposición de Iturbide, Nicolás Bravo fue considerado uno de los primeros
dirigentes de la masonería escocesa, conservadora y centralista, frente a los
grupos seguidores del embajador Joel R. Poinsett, adheridos al rito yorkino,
federalista y radical. Tras la aprobación de la Constitución, el congreso lo
nombró miembro del poder ejecutivo que sucedió a Iturbide, cargo en el que cesó
el 1 de octubre de 1824, al producirse la subida al poder de Guadalupe Victoria, que lo designó
vicepresidente.
Nicolás Bravo había representado a la
facción moderada, inclinada hacia una solución borbónica y monárquica; pero al
cancelarse los artículos del Plan de Iguala que abogaban por ella, encabezó el
partido conservador, que pretendió instaurar una República indivisible y
centralista. Siendo vicepresidente de la República, encabezó en 1827 la
rebelión conservadora en apoyo de Gómez Pedraza frente a Guadalupe Victoria,
tenido por excesivamente radical, solicitando al mismo tiempo la expulsión del
embajador Poinsett.
Bravo se enfrentó a Guerrero, pero fue
derrotado y hecho prisionero ante la ciudad de Tulancingo, por lo que se le
sometió a un gran jurado que solicitaba la pena capital. Sin embargo, el
Tribunal Supremo, a petición de sus numerosos seguidores, aceptó la indulgencia
del presidente Victoria, que le conmutó la pena por el destierro temporal. Exiliado
en Guayaquil Ecuador durante algunos meses, regresó al país tras la amnistía de
1829.
Al producirse ese mismo año el
nombramiento de Vicente Guerrero como segundo presidente de la República,
Nicolás Bravo consiguió que la vicepresidencia recayera en uno de sus
partidarios, el general Anastasio Bustamante. Se iniciaba de este modo
una de las crisis más graves del nuevo estado, ya que Bustamante encabezó una
revuelta política contra el presidente; era la expresión de una profunda
división entre ambos partidos, que acentuó la quiebra institucional.
Con el apoyo de Lucas Alamán, líder indiscutible del partido
conservador, Bravo ocupó el puerto y la fortaleza de Acapulco, de la que fue
posteriormente desalojado; sin embargo, en enero de 1831 logró vencer en
Chilpancingo a las fuerzas de su antiguo compañero de armas. Por esta acción el
congreso le otorgó una espada de honor, considerando esa batalla como decisiva
para el triunfo de los conservadores sobre la revolución. El posterior
asesinato de Guerrero vino a enturbiar la confirmación de aquella época de
gloria.
En los dos años de gobierno
alamanista, bajo la presidencia de Bustamante, Nicolás Bravo se mantuvo aislado
y alerta en las tierras del sur. Atraído sin embargo por la causa del general
Santa Anna, participó en alguna de sus acciones militares y obtuvo el mando del
ejército del Norte, a pocos meses de los desgraciados sucesos ocurridos en
Texas y de la derrota de Santa Anna. Inmediatamente después volvió a retirarse
a Chilpancingo, donde permaneció algunos años.
En 1839 el general Santa Anna lo llamó
nuevamente para que asumiera, en ausencia del presidente Bustamante, la
presidencia del Consejo, jurando el 10 de julio ante el Congreso como
presidente interino de la República, en medio de un gran escándalo. Durante los
diez días que duró su mandato, se dice que atendió diligentemente a los asuntos
de gobierno y que actuó con energía en la represión de la delincuencia. Tras su
cese, regresó algunos meses a su hacienda familiar.
Elegido diputado por el Estado de
México, volvió al Congreso en enero de 1841 y fue elegido presidente del
Consejo, en sustitución y por ausencia del general Santa Anna, tomando posesión
el 26 de octubre de 1842. A pesar de su enfrentamiento con un Congreso de
mayoría liberal, que pretendía la redacción de una nueva Constitución, gobernó
con decisión y energía, llamó a Lucas Alamán para que redactara un "Plan
para el desarrollo de la industria nacional" y ordenó la instalación en
toda la república de Juntas de fomento comercial e industrial.
A finales de año, incapaz de mantener
la situación que le enfrentaba con la Cámara, el partido conservador decidió la
disolución del Congreso, calificado de revolucionario, y el nombramiento de una
Junta de Notables llamada "nacional legislativa", compuesta por 80
personas de "probada distinción científica y patriotismo", que abrió
sus sesiones el 6 de enero de 1843. Para llevar a cabo esta auténtica
"revolución de palacio", Bravo contaba con las páginas del Diario
Oficial, que se llenó de adhesiones, mientras disolvía las juntas disidentes y
restringía la libertad de imprenta.
A pesar de todo, tuvo tiempo para
iniciar algunas obras importantes, como el intento de comunicar ambos océanos a
través del estrecho de Tehuantepec, el comienzo de las obras del puerto de Coatzacoalcos,
la recluta de un nuevo cuerpo militar, la concesión de algunos títulos de
ciudades, el uso de papel de fabricación mexicana en las oficinas públicas y el
establecimiento de una Casa de Moneda en Culiacán. Disgustado con el general
Mariano Paredes, que, a pesar de su enemistad con el general Santa Anna, había
aceptado el nombramiento de comandante militar de México, se enfrentó con él e
inició su procesamiento por insubordinación. Finalmente, cansado de actuar como
tapadera del poder en la sombra, el general Bravo renunció en mayo de 1843,
cediendo la presidencia a Santa Anna y retirándose de la política durante algo
más de un año.
Llamado para reprimir la revolución
indígena que acababa de estallar en Chilapa, regresó al ejército a finales de
1844 y permaneció en el Sur hasta la caída de Santa Anna en diciembre de ese
año, siendo nombrado general en jefe del ejército que defendía a los supremos
poderes. Poco después se adhirió al Plan de San Luis, acaudillado en esta
ocasión por el general Paredes. Paredes lo recompensó con el nombramiento de
comandante general y gobernador del Departamento de México, siendo responsable
de la reorganización administrativa y militar de este Estado.
En las elecciones de 1846 a la
presidencia compitió con el general Paredes, fue elegido vicepresidente y lo
sustituyó el 28 de julio, al encargarse Paredes del mando del ejército que
tenía que hacer frente a la invasión de las tropas estadounidenses. Bravo
intentó gobernar desasistido de cualquier apoyo, mientras las fuerzas políticas
y militares se polarizaban en torno a Paredes y a Santa Anna, hasta que el
levantamiento del general Salas, el 4 de agosto en La Ciudadela, actuó como
detonante inmediato de su destitución.
Apartado de cualquier actividad, la
invasión norteamericana le obligó a volver al servicio de la patria, y fue
nombrado comandante general de Puebla. Tras retirarse a las líneas defensivas
del sur de la capital, le correspondió dirigir la defensa de Chapultepec,
pronto convertida en aplastante derrota. Fue hecho prisionero por los
americanos el 13 de septiembre. Calificado de traidor por el general Santa
Anna, se enfrentó con éste en amarga y áspera disputa.
Finalmente se retiró a Chilpancingo,
viviendo en alejamiento y oscuridad durante cerca de siete años. En 1854 el
general liberal Juan Álvarez publicó el Plan de Ayutla, un manifiesto en contra
de Santa Anna, solicitando el apoyo y la adhesión de Bravo, pero éste se negó a
aceptarlo alegando su mal estado de salud y su desacuerdo con los puntos de
vista de los conspiradores. El 22 de abril de 1854, Bravo y su esposa
fallecieron al mismo tiempo de manera repentina, lo que hizo correr el rumor de
un envenenamiento. Según algunos historiadores, el fusilamiento del doctor
Avilés, médico de Bravo, podría considerarse como una prueba de complicidad.
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