Esteban era uno de los hombres de confianza de los apóstoles.
La S. Biblia, en los Hechos de los Apóstoles narra que cuando en Jerusalén hubo
una protesta de las viudas y pobres que no eran israelitas porque en la
distribución de las ayudas se les daba más preferencia a los que eran de Israel
que a los pobres que eran del extranjero, los 12 apóstoles dijeron: "A
nosotros no nos queda bien dejar nuestra labor de predicar por dedicarnos a
repartir ayudas materiales".
Y pidieron
a los creyentes que eligieran por voto popular a siete hombres de muy buena
conducta y llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, para que se encargaran de
la repartición de las ayudas a los pobres.
Y entre los
siete elegidos, resultó aclamado Esteban junto con Nicanor, Felipe y otros.
Fueron
presentados a los apóstoles los cuales oraron por ellos y les impusieron las
manos, quedando así ordenados de diáconos palabra que significa
"ayudante", "servidor". Diácono es el grado inmediatamente
inferior al sacerdote.
Los judíos provenientes de otros países, al llegar a Jerusalén
empezaron a discutir con Esteban que les hablaba muy bien de Jesucristo, y no
podían resistir a su sabiduría y al Espíritu Santo que hablaba por medio de él.
Siempre les ganaba las discusiones.
Lo llevaron
ante el Tribunal Supremo de la nación llamado Sanedrín, para acusarlo con
falsos testigos, diciendo que él afirmaba que Jesús iba a destruir el templo y
a acabar con las leyes de Moisés. Y los del tribunal al observarlo vieron que
su rostro brillaba como el de un ángel.
Esteban pronunció entre el Sanedrín un impresionante discurso
en el cual fue recordando toda la historia del pueblo de Israel. Está en el
Capítulo 7 de los Hechos de los Apóstoles y les fue echando en cara a los
judíos que ellos siempre se habían opuesto a los profetas y enviados de Dios,
terminando por matar al más santo de todos, Jesucristo el Salvador. Al oír
esto, ellos empezaron a rechinar de rabia.
Pero
Esteban lleno del Espíritu Santo miró fijamente al cielo y vio la gloria de
Dios y a Jesús que estaba en pie a la derecha de Dios y exclamó: "Estoy
viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre en pie a la derecha de
Dios". Entonces ellos llenos de rabia se taparon los oídos y se lanzaron
contra él.
Lo arrastraron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Los que lo
apedreaban dejaron sus vestidos junto a un joven llamado Saulo el futuro San
Pablo que se convertirá por las oraciones de este mártir y que aprobaba aquel
delito.
Mientras lo
apedreaban, Esteban decía: "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Y de
rodillas dijo con fuerte voz: "Señor, no les tengas en cuenta este
pecado". Y diciendo esto, murió.
Unos
hombres piadosos sepultaron a Esteban y la comunidad hizo gran duelo por él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario