Bernardo Doroteo Reyes Ogazón nació en Guadalajara Jalisco, el 30 de agosto de 1850 murió en México, D.F. el 9 de febrero de 1913 fue un destacado militar y político mexicano,
que peleó en la Segunda Intervención Francesa en
México. Llegó a ser gobernador del Estado de Nuevo León por más de
20 años, logrando durante su administración un importante avance económico,
industrial y social en el Estado. Fue uno de los hombres más cercanos y fieles
al general y presidente de México Porfirio Díaz.
En 1900 fue nombrado Secretario de
Guerra y Marina por el propio presidente Díaz; sin embargo, tuvo que dimitir al
cargo dos años después debido a los conflictos que se generaron entre Reyes y
el grupo de "los Científicos", regresando al cargo de
gobernador. Fue forzado a renunciar al cargo, partiendo a un viaje por Europa,
del cual no volvería sino hasta después de la caída de Díaz
Durante la primera etapa de la Revolución Mexicana, se levantó en armas contra
el gobierno de Francisco I. Madero, llegando a ser arrestado y
después liberado, para luego llevar a cabo un enfrentamiento contra las fuerzas
leales al presidente Madero, en vísperas de la Decena
Trágica, terminando muerto a consecuencia de una ráfaga de balas de
parte del bando contrario.
Fue padre del famoso escritor regiomontano Alfonso Reyes.
Proveniente
de una familia que formaba parte importante del partido liberal, nació el 20 de agosto de 1849, en el
No. 121 de la calle López Cotilla, en Guadalajara, Jalisco, y fue bautizado tres días después en la Iglesia de Nuestra
Señora del Pilar; fue el mayor de los 4 hijos del segundo matrimonio del
coronel Domingo Reyes Rovira, originario de Managua, Nicaragua, y de Juana Ogazón Velázquez-Delgado, de
Guadalajara, y siendo sus hermanos Juana, Ramón y Wenceslao Reyes Ogazón;
además tuvo dos medios hermanos fruto del primer matrimonio de su padre junto
con su tía Guadalupe Ogazón Velázquez-Delgado: Federico y Matilde. Por vía
materna estuvo emparentado lejanamente con el general Pedro Ogazón, además de que fue primo hermano del licenciado Ignacio Luis
Vallarta. Estudió en escuelas públicas en Guadalajara, llegando a
realizar un curso de leyes hasta la edad de 14 años, cuando inició su carrera
militar como soldado, luchando en Michoacán contra las fuerzas
imperialistas en plena Intervención
Francesa.
En 1866 participó en las acciones de
Calvillo y Zacatecas con el grado de alférez del Centro Guías de Jalisco, de las
fuerzas del general Trinidad García de la Cadena, y al año
siguiente 1867 a los 17 años, pasó a formar parte de los lanceros de Jalisco;
llegó a participar en el sitio de Querétaro donde fue herido dos veces, y
posteriormente asistió a la rendición de Maximiliano en el Cerro de las Campanas. Al año siguiente
participó en el sofocamiento de la insurrección en Sinaloa 1868-1869. En atención a su
intervención en combates registrados en Tamaulipas, San Luis
Potosí y Zacatecas,
fue ascendido a Capitán en 1871.
A raíz de la batalla de La Mojonera en
Tepic, en la que intervino al lado de Ramón Corona en contra de Manuel Lozada,
el 28 de enero de 1873 Reyes fue ascendido a Comandante de Escuadrón. Hecho
significativo de esta batalla fue que, muertos sus compañeros, se batió solo,
logrando regresar con una valiosa información, evitando un ataque sorpresivo.
Posteriormente, Reyes trabajó temporalmente del 8 de abril al 21 de mayo de
1873 como secretario del General Francisco Tolentino.
Durante los años de 1874-1875, Reyes
realizó campañas contra los partidarios de Manuel Lozada,
dirigidos por su sucesor Tranquilino Hernández, en
1875, al igual que a Isabel
González, hasta lograr la rendición de ambos. En la Batalla de Santiago Ixcuintla, el 20 de septiembre de ése
año, Reyes fue sorprendido por una parte de sus propias tropas, en un ataque a
la media noche; Reyes logró reunir a 20 de sus leales soldados, logrando
desalojar de los cuarteles a los amotinados soldados. En esta acción, Reyes
recibió una herida de bala en el cuello, y posteriormente por esta acción, fue
ascendido a Teniente Coronel.
El 4 de julio de 1880, Reyes libró una
de sus batallas más importantes: la batalla de Villa Unión, Sinaloa,
donde su adversario, el militar Ramírez Terrón, contaba
con un ejército tres veces más numeroso que se había sublevado contra el
Gobierno Central. Rechazado Reyes en un primer ataque, volvió a la carga solo
con unos cuantos soldados, dando órdenes ficticias para aparentar más hombres.
"Venció con la voz y la presencia". Recibió
tres heridas: en una pierna, en un costado y en la muñeca derecha, esta última,
afectándolo para el resto de su vida; a fuerza de coraje y voluntad evitó que
le fuera amputada. En este combate, Reyes fue dado por muerto.
A raíz de esta batalla, Porfirio Díaz lo premió con un doble ascenso,
llegando a ser General
Brigadier. "Tercer caso en la historia de nuestro
ejército". En esta batalla,
Ramírez Terrón se suicidó, encontrándose en sus ropas una carta dirigida al
General Reyes, donde le solicitaba cuidara de su familia, petición que fue
ampliamente cumplida por el General, ya que dispuso de una pensión mensual para
sus hijas y un empleo para su viuda, la que posteriormente se casó con un filántropo alemán.
En esa misma batalla cayó muerto el Mayor Felipe Neri,
uno de sus ayudantes, por lo que el General Reyes se encargó de que sus dos
hijos fueran educados en el Colegio Militar y que la familia recibiera una
pensión.
El general Reyes fue jefe de las
fuerzas militares en Sinaloa, Sonora y Baja
California, del 13 de agosto de 1880 hasta el 11 de marzo de 1883.
Posteriormente, fue nombrado, el 12 de marzo de 1883, jefe de la Sexta Zona
Militar, con sede en San Luis Potosí, cargo que
desempeñó hasta octubre de 1885.
El 4 de noviembre de 1872 el
general Reyes contrajo matrimonio con la aristocrática jalisciense doña Aurelia
de Ochoa y Sapién, originaria de Zapotlán el Grande, Jalisco,
hija del hacendado don Apolonio de Ochoa-Garibay y de los Ríos y de doña María
Josefa Sapién. Tenía ella 17 años. Posteriormente, el 20 de agosto de 1873,
justamente el día del cumpleaños 24 del general Reyes, la pareja recibió a su
primer hijo: Bernardo. Posteriormente tendrían 11 hijos más, totalizando doce:
cinco hombres y siete mujeres. Ellos fueron, en orden cronológico: Rodolfo,
María, Roberto, Aurelia, Amalia, Eloísa, Otilia, Alfonso, Guadalupe, Eva y Alejandro. De todos
ellos, cinco fallecieron siendo todavía niños Roberto, Aurelia, Eloísa,
Guadalupe y Eva, mientras que de los 7 restantes, 6 tuvieron descendencia:
Bernardo Reyes Ochoa, nacido el 20 de agosto de 1873,
casado con Alicia Magnon, y al enviudar de ella, volvió a contraer matrimonio,
esta vez con su hermana María Luisa Magnon. Fue ingeniero civil y, junto con su
tío Genaro Dávila, construyó, entre otras edificaciones, el Templo de San Luis
Gónzaga, en Monterrey.
Rodolfo
Reyes Ochoa, nacido
el 16 de mayo de 1878, abogado, contrajo matrimonio con Carmen Morales Gasca y
residió en España. Fue partícipe, junto a su padre, del intento de
derrocar al presidente Francisco I. Madero.
María
Reyes Ochoa nacida
en 1880, casada con el abogado Rafael Dávila Caballero, hijo del gobernador de
Nuevo León Narciso Dávila.
Amalia
Reyes Ochoa, casada
con el abogado Fermín Sada.
Otilia
Reyes Ochoa, nacida
en 1888, casada con el inversionista Ramón López León.
Alfonso Reyes Ochoa, nacido el 17 de mayo de 1889,
famoso escritor de talla internacional, casado con Manuela Mota, con quien tuvo
a su único hijo, Alfonso.
Alejandro
Reyes Ochoa, fue el
único que permaneció soltero.
La lealtad que el General Reyes le
tenía a Porfirio Díaz, hizo que ganara ascensos militares y cimentó una
estrecha relación con los medios administrativos del País.
Reyes llegó a Monterrey en octubre de 1885,
como jefe de Operaciones Militares. En ese entonces el terreno político no era
el mejor: levantamientos en diversos municipios como China y Sabinas
Hidalgo, la influencia que ejercían los generales Jerónimo Treviño, Francisco
Naranjo y Genaro Garza García hacían del Estado un foco de
insurrección permanente contra el gobierno del centro y los contrabandistas
habían establecido su centro de operaciones en el Norte. Ante esta situación,
Porfirio Díaz aprovechó la experiencia de Reyes para poner orden en la entidad.
Fue gobernador provisional del 12 de
diciembre de 1885 al 4 de octubre de 1887, fecha en que entregó el cargo a Lázaro Garza Ayala, quien había sido elegido
gobernador, quedándose Reyes como jefe de la Tercera Zona Militar que abarcaba Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas,
desde donde ejerció el poder del Estado, además de también influir en el
gobierno de José María Garza Galán, en Coahuila.
A pesar de que constitucionalmente
podía reelegirse, Garza Ayala, al término de su mandato constitucional, optó
por dejar el camino libre para que el general Reyes fungiera como candidato a
la Gobernatura del Estado, lo que finalmente consiguió. Mediante reelecciones
sucesivas mantuvo el cargo hasta el 25 de octubre de 1909, una de estas fue
interrumpida de 1900 a 1903, cuando se desempeñó
como secretario de Guerra y Marina,
donde desarrolló la creación de la Segunda Reserva del Ejército; posteriormente
parte a Europa en un exilio disfrazado.
En 1911, se subleva en contra
del gobierno de Francisco I. Madero mediante la proclamación del Plan de la Soledad. Al no tener suficientes seguidores
se rindió y fue encarcelado en la prisión de Santiago Tlatelolco. Fue condenado
a muerte en juicio marcial, no obstante el presidente Madero conmutó la pena
por prisión.
El 9 de febrero de 1913, la Escuela Militar
de Aspirantes de Tlalpan y la tropa del cuartel de Tacubaya se levantan en
armas contra el gobierno de Madero. Una de las primeras maniobras de los sublevados,
al mando de los generales porfiristas Gregorio Ruiz y Manuel Mondragón, fue liberar de sus prisiones
a Félix Díaz y Bernardo Reyes. Los rebeldes se
dirigieron al Palacio Nacional, defendido por el general Lauro Villar,
con la intención de ocuparlo, pero Villar se mantuvo leal al gobierno. El
primero en caer durante el frustrado asalto fue Bernardo Reyes, abatido por una
ráfaga de ametralladora. Después de la balacera su cuerpo fue llevado al
interior del Palacio Nacional, siendo mostrado al presidente Madero.
Su cuerpo fue enterrado en el Panteón
del Tepeyac, y cuando este desapareció, sus restos fueron depositados en la
Explanada de los Héroes en la Macro plaza de la Ciudad de Monterrey, al pie de
la estatua de Benito Juárez, junto a los restos de los generales Francisco
Naranjo, José Silvestre Aramberri y José María Mier.