La fiesta del Triunfo de la Santa Cruz se hace en recuerdo de
la recuperación de la Santa Cruz obtenida en el año 614 por el emperador
Heraclio, quien la logró rescatar de los persas que se la habían robado de
Jerusalén.
Al llegar de nuevo la Santa Cruz a Jerusalén, el emperador
dispuso acompañarla en solemne procesión, pero vestido con todos los lujosos
ornamentos reales, y de pronto se dio cuenta de que no era capaz de avanzar.
Entonces el Arzobispo de Jerusalén, Zacarías, le dijo: "Es que todo ese
lujo de vestidos que lleva, están en desacuerdo con el aspecto humilde y
doloroso de Cristo, cuando iba cargando la cruz por estas calles".
Entonces el emperador se despojó de su manto de lujo y de su
corona de oro, y descalzo, empezó a recorrer así las calles y pudo seguir en la
piadosa procesión.
La Santa Cruz (para evitar nuevos robos) fue partida en varios
pedazos. Uno fue llevado a Roma, otro a Constantinopla, un tercero se dejó en
un hermoso cofre de plata en Jerusalén. Otro se partió en pequeñísimas astillas
para repartirlas en diversas iglesias del mundo entero, que se llamaron
"Veracruz"(verdadera cruz).
Nosotros recordamos con mucho cariño y veneración la Santa
Cruz porque en ella murió nuestro Redentor Jesucristo, y con las cinco heridas
que allí padeció pagó Cristo nuestras inmensas deudas con Dios y nos consiguió
la salvación.
A San Antonio Abad (año 300, fiesta el 17 de enero) le sucedió
que el demonio lo atacaba con terribilísimas tentaciones y cuentan que un día,
angustiado por tantos ataques, se le ocurrió hacerse la señal de la Cruz, y el
demonio se alejó. En adelante cada vez que le llegaban los ataques diabólicos,
el santo hacía la señal de la cruz y el enemigo huía. Y dicen que entonces
empezó la costumbre de hacer la señal de la cruz para librarse de males.
De una gran santa se narra que empezaron a llegarle espantosas
tentaciones de tristeza. Por todo se disgustaba. Consultó con su director
espiritual y este le dijo: "Si Usted no está enferma del cuerpo, ésta
tristeza es una tentación del demonio".
Le recomendó la frase del libro del Eclesiástico en la S. Biblia:
"La tristeza no produce ningún fruto bueno". Y le aconsejó:
"Cada vez que le llegue la tristeza, haga muy devotamente la señal de la
cruz". La santa empezó a notar que con la señal de la cruz se le alejaba
el espíritu de tristeza.
Cuando Nuestra Señora se le apareció por primera vez a Santa
Bernardita en Lourdes (Año 1859), la niña al ver a la Virgen quiso hacerse la
señal de la cruz. Pero cuando llegó con los dedos frente a la cara, se le quedó
paralizada la mano.
La Virgen entonces hizo Ella la señal de la cruz muy despacio desde la
frente hasta el pecho, y desde el hombro izquierdo hasta el derecho. Y tan
pronto como la Madre de Dios terminó de hacerse la señal de la cruz, a la niña
se le soltó la mano y ya pudo hacerla ella también. Y con esto entendió que
Nuestra Señora le había querido dar una lección: que es necesario santiguarnos
más despacio y con más devoción.
Mire a la gente cuando pasa por frente a una iglesia. ¿Cómo le
parece esa cruz que se hacen? ¿No es cierto que más parezca un garabato que una
señal de la Cruz? ¿Cómo la haremos de hoy en adelante?
Como recuerdo de esta fecha de la exaltación de la Santa Cruz,
quiero hacer con más devoción y más despacio mi señal de la Cruz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario