Bonifacio
nació hacia el año 680, en el territorio de Wessex, Inglaterra. Su verdadero
nombre era Winfrido. Ordenado sacerdote, en el año 716 con dos compañeros se
encaminó a Turingia; pero aún no era la hora de su apostolado. Regresó a su
monasterio y en el año 718 viajó a Roma para solicitar del papa Gregorio II
autorización de misionar en el continente.
El Sumo
Pontífice lo escuchó complacido y, en el momento de otorgarle la bendición, le
dijo: "Soldado de Cristo, te llamarás Bonifacio"
Este
nombre significa "bienhechor".
En 719 se
dirigió a Frislandia. Allí estuvo tres años; luego se marchó a Hesse,
convirtiendo a gran número de bárbaros. En Amoneburg, a orillas del río Olm,
fundó el primer monasterio.
Regresó a
Roma, donde el papa lo ordenó obispo.
Poco
después, en el territorio de Hesse, fundaba el convento de Fritzlar.
En el año
725 volvió a dirigirse a Turingia y, continuando su obra misionera, fundó el
monasterio de Ordruf. Presidió un concilio donde se encontraba Carlomán,
hijo de Carlos Martel y tío de Carlomagno, quien lo apoyó en su empresa. En el
año 737, otra vez en Roma, el papa lo elevó a la dignidad de arzobispo de
Maguncia. Prosiguió su misión evangelizadora y se unieron a él gran cantidad de
colaboradores.
También
llegaron desde Inglaterra mujeres para contribuir a la conversión del país
alemán, emparentado racialmente con el suyo.
Entre
éstas se destacaron santa Tecla, santa Walburga y una prima de Bonifacio, santa
Lioba.
Este es
el origen de los conventos de mujeres. Prosiguió fundando monasterios y
celebrando sínodos, tanto en Alemania como en Francia, a consecuencia de
lo cual ambas quedaron íntimamente unidas a Roma.
El
anciano predicador había llegado a los ochenta años. Deseaba regresar a Frisia la
actual Holanda. Tenía noticias de que los convertidos habían apostatado.
Cincuenta y dos compañeros fueron con él. Atravesaron muchos canales, hasta
penetrar en el corazón del territorio.
Al
desembarcar cerca de Dochum, miles de habitantes de Frisia fueron bautizados.
El día de
pentecostés debían recibir el sacramento de la confirmación.
Bonifacio
se encontraba leyendo, cuando escuchó el rumor de gente que se acercaba. Salió
de su tienda creyendo que serían los recién convertidos, pero lo que vio fue
una turba armada con evidente determinación de matarlo. Los misioneros fueron
atacados con lanzas y espadas. "Dios salvará nuestras almas", grito
Bonifacio.
Uno de
los malhechores se arrojó sobre el anciano arzobispo, quien levantó
maquinalmente el libro del evangelio que llevaba en la mano, para protegerse.
La espada
partió el libro y la cabeza del misionero. Era el 5 de junio del año 754.
El
sepulcro de san Bonifacio se halla en Fulda, en el monasterio que él fundó.
Se lo
representa con un hacha y una encina derribada a sus pies, en recuerdo del
árbol que los gentiles adoraban como sagrado y que Bonifacio abatió en Hesse.
Es el
apóstol de Alemania y el patriarca de los católicos de ese país.
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