PEDRO ROMERO DE TERREROS, I conde de
Regla nació en Cortegana,
España
el 10 de junio de 1710, murió en Huasca, virreinato de Nueva España, 1781, fue un noble y hombre de negocios español
afincado en el México colonial que se dedicó a la
explotación de minas y de haciendas,
así como a actividades
filantrópicas y de patrocinio.
Se cree que fue uno de los hombres más ricos de su tiempo.
Nació el 10 de junio de 1710 en la
localidad andaluza de Cortegana. Pertenecía a una familia
de hidalgos rurales, siendo el quinto hijo del
matrimonio formado por José Romero y Ana de Terreros. Desde temprana edad
manifestó capacidades intelectuales excepcionales, y como no podría beneficiarse
del mayorazgo familiar, sus padres consideraron que
realizara estudios eclesiásticos. A la edad de veintidós años embarcó para la Nueva España reclamado por su tío Juan Vázquez de
Terreros, prominente ciudadano de Santiago de Querétaro. Pedro asumió el control
de los negocios de su tío, que iban en decadencia, y los volvió beneficiosos de
forma muy rápida.
Después de la muerte de Juan Vázquez
de Terreros en 1735 asumió en su lugar varios cargos municipales,
llegando a ser en el año de 1742 alcalde, alférez real y alguacil mayor de la ciudad de Querétaro. Estos cargos le ayudaron a
enriquecer sus conocimientos y así se enteró de que en el poblado de Real del
Monte existían grandes vetas de plata, oro y otros minerales. Como era una
persona con ambiciones, no tardó en llegar a esta localidad, donde se asoció en 1743 con José Alejandro Bustamante y
Bustillo, quien había conseguido desde 1739 el permiso de parte del conde de Revillagigedo,
por entonces Virrey de la Nueva España, para realizar
trabajos de explotación en la veta llamada La Vizcaína. Romero de Terreros era
el socio que aportaba el capital, lo que, con el tiempo y a la muerte
accidental de Bustamante en 1750, le permitió reclamar
y tomar posesión permanente como propietario único de la veta y así poder
acumular una enorme fortuna. Esta veta fue la única que se explotó durante los
últimos sesenta años del siglo XVIII,
y era tan rica que, en 1746, se registraron 900
familias de trabajadores asignados a este yacimiento.
Entre 1745 y 1781, año de su fallecimiento,
Romero de Terreros se hizo notar como benefactor de varios centros religiosos,
en particular a conventos y colegios franciscanos donde se instruía a misioneros. Otorgó 41,933
pesos al colegio de San Fernando de México, 91,023 pesos al colegio de la Santa
Cruz de Querétaro y otros 100,000 pesos al
convento y colegio de San Francisco de Pachuca.
En 1756 se casó en la Ciudad de México con doña María Antonia de Trebuesto y
Dávalos, de veintidós años de edad, hija de una de las familias más
distinguidas de la Nueva España, los Condes de Miravalle, descendientes del
emperador Moctezuma II.
Debido a sus ideas y propuestas para
promover grandes acciones de índole religiosa, cultural y de beneficencia, se
le otorgó en diciembre de 1768 por parte del rey Carlos III el título nobiliaro de conde. Él mismo
escogió el título de Conde de Santa María de Regla por la devoción que profesaba a esta advocación mariana, especialmente venerada en
el convento
agustino de Chipiona y
cuya devoción se extendió por diversos lugares de la América española. En honor
de la Virgen de
Regla también había
titulado su principal hacienda como San Miguel Regla.
Con el paso del tiempo Pedro Romero de
Terreros se hacía más poderoso pero también surgían problemas entre los mineros
que trabajaban en sus minas. Romero de Terreros decidió quitarles el tequio, parte
del mineral que extraían y que tradicionalmente se les permitía conservar.
Debido a estos sucesos, en 1766estalló una revuelta
de mineros, la cual fue considerada como la más importante en el México colonial. Esta huelga causó grandes
problemas para Romero de Terreros, ya que afectó su gran reputación ganada
durante años, además de pérdidas ocasionadas por la suspensión en la
explotación de los minerales. Con este panorama ante sí, Romero de Terreros
optó por dejar las minas sin producir antes que ceder y retirarse a sus
haciendas de San Miguel Regla y de Santa María Regla, en el actual estado de
Hidalgo. También fue dueño desde 1767 de las haciendas de Santa Lucía Molino
y La Gavia, en el actual estado de México; San Javier, en Hidalgo;
Xalpa, Portales y el Rosario, en el Distrito Federal y Ajuchitlán en el actual municipio de
Colón, Querétaro.
En su afán por quedar bien ante el rey
Carlos III, regaló a la Armada un buque de
guerra con 80 cañones bautizado
como Conde de Regla y otro barco que
tenía las alcobas cubiertas de piedras
preciosas. Llegó a tener la idea de pavimentar con plata la calzada
que uniría la ciudad de Pachuca con el puerto de Veracruz,
para cuando el Rey hiciera una visita a la Nueva España.
Pero ésta idea nunca se materializó y el rey nunca visitó las colonias
americanas.
El 25 de febrero de 1775, Romero de Terreros
fundó el Sacro y Real Monte de Piedad de Ánimas, antecedente del Nacional Monte de Piedad, que contribuyó a
la solución de problemas económicos de muchos habitantes de la Nueva España.
Las grandes vetas del Real del
Monte convirtieron a
Pedro Romero de Terreros en multimillonario, el hombre más rico de América,
y tal vez del mundo, a mediados del siglo XVIII.
Murió en el año de 1781 en su hacienda de San Miguel Regla, en
la localidad de Huasca. Cómo dispuso en su testamento, sus restos fueron
trasladados a Pachuca, donde fue enterrado en el altar mayor de la iglesia del convento colegio de
San Francisco, del cual había sido benefactor.
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