Razón de
esta Celebración
Según una
tradición que arranca del siglo XII, se celebra el día de hoy el aniversario de
la dedicación de la basílica construida por el emperador Constantino en el
Laterano. La
Basílica de Letrán es la iglesia-madre de Roma, dedicada primero al Salvador y
después también a San Juan Bautista.
Esta
celebración fue primero una fiesta de la ciudad de Roma; más tarde se extendió
a toda la Iglesia de rito romano, con el fin de honrar aquella basílica, que es
llamada «madre y cabeza de todas las iglesias de la Urbe y del Orbe», en señal
de amor y de unidad para con la cátedra de Pedro que, como escribió san Ignacio
de Antioquía, «preside a todos los congregados en la caridad».
Dios está en todas partes y no solo en el
templo que los hombres edifican. Sin embargo, ya desde el A.T. Dios enseña a su pueblo
la importancia de los lugares santos consagrados a El.
Jesús enseña con su ejemplo la importancia del
Templo. Cuando estaba en Jerusalén solía ir al Templo a enseñar. El mismo había
sido allí presentado a Su Padre. El Evangelio de hoy nos enseña que el celo por
la casa de Dios, Su Padre, le consume.
El Templo es, en primer lugar, el corazón del
hombre que ha acogido Su Palabra.
"Vendremos a él, y haremos morada en él"
"Vendremos a él, y haremos morada en él"
Pablo escribe: "¿No sabéis que sois
santuario de Dios?"
Esta verdad no contradice la importancia de
honrar el templo hecho de piedra.
Aunque rezar en casa debe ser una práctica diaria, no es suficiente. Jesus quiso salvarnos del pecado, no por separado, sino unidos como un pueblo. Por eso instituyó la Iglesia. Esta se congrega en el templo.
Aunque rezar en casa debe ser una práctica diaria, no es suficiente. Jesus quiso salvarnos del pecado, no por separado, sino unidos como un pueblo. Por eso instituyó la Iglesia. Esta se congrega en el templo.
El Templo es el lugar consagrado a Dios donde los fieles se reúnen para darle culto. En cada iglesia católica Jesús esta presente en el tabernáculo.
El Padre Cantalamessa escribe:
Cristo fundó una ekklesia, es decir, una
asamblea de llamados, que instituyó los sacramentos, como signos y transmisores
de su presencia y de su salvación. Ignorar todo esto para crear la propia
imagen de Dios expone al subjetivismo más radical. Uno deja de
confrontarse con los demás, sólo lo hace consigo mismo. En este caso, se
verifica lo que decía el filósofo Feuerbach: Dios queda reducido a la
proyección de las propias necesidades y deseos. Ya no es Dios quien crea al
hombre a su imagen, sino que el hombre crea un dios a su imagen. ¡Pero es
un Dios que no salva!
Ciertamente una religiosidad conformada sólo
por prácticas exteriores no sirve de nada; Jesús se opone a ella en todo el
Evangelio. Pero no hay oposición entre la religión de los signos y de los
sacramentos y la íntima, personas; entre el rito y el espíritu. Los grandes
genios religiosos pensemos en Agustín, Pascal, Kierkegaard, Manzoni eran
hombres de una interioridad profunda y sumamente personal y, al mismo tiempo,
estaban integrados en una comunidad, iban a su iglesia, eran
"practicantes".
En las Confesiones, san Agustín
narra cómo tiene lugar la conversión al paganismo del gran orador y filósofo
romano Victorino. Al convencerse de la verdad del cristianismo, decía al
sacerdote Simpliciano: "Ahora soy cristiano". Simpliciano le
respondía: "No te creo hasta que te vea en la iglesia de Cristo". El
otro le preguntó: "Entonces, ¿son las paredes las que nos hacen
cristianos?". Y el tema quedó en el aire. Pero un día Victorino leyó en el
Evangelio la palabra de Cristo: "quien se avergüence de mí y de mis
palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre". Comprendió que el
respeto humano, el miedo de lo que pudieran decir sus colegas, le impedía ir a
la iglesia. Fue a ver a Simpliciano y le dijo:
"Vamos a la iglesia, quiero hacerme cristiano". Creo que esta historia tiene algo que decir hoy a más de una persona de cultura.
"Vamos a la iglesia, quiero hacerme cristiano". Creo que esta historia tiene algo que decir hoy a más de una persona de cultura.
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