Santo seglar, que
"no conoció el vicio ni el ocio", Fernando III -el más grande de los
reyes de Castilla, dice Menéndez y Pelayo- nació en 1198; fue hijo de don
Alfonso IX, rey de León, y primo de san Luis IX, rey de Francia. Guerreó
con los moros, que ocupaban gran parte de España, unió las coronas de Castilla
y de León, y conquistó los reinos de Úbeda, Córdoba, Murcia, Jaén, Cádiz y
Sevilla.
En sus dilatadas
campañas, triunfó siempre en todas las batallas. No buscó su propia gloria ni
el acrecentamiento de sus dominios. Para él el reino verdadero era el reino de
Dios. Pedía a diario el aumento de la fe católica y elevaba sus plegarias a la
Virgen, de quien se llamaba siervo.
Caballero de Cristo,
Jesús le había otorgado la gracia de los éxtasis y las apariciones divinas.
Amaba a sus vasallos y procuraba no agravar los tributos, a pesar de las
exigencias de la guerra. A este respecto era conocido su dicho: "Más temo
las maldiciones de una viejecita pobre de mi reino que a todos los moros del
África".
Llevaba siempre
consigo una imagen de nuestra Señora, a la que entronizó en Sevilla y en
múltiples lugares de Andalucía, a fin de que ésta fuera llamada tierra de María
Santísima.
La muerte del rey san
Fernando constituye un ejemplo de fe y humildad. Abandonó el lecho y,
postrándose en tierra, sobre un montón de cenizas, recibió los últimos
sacramentos. Llamó a la reina y a sus hijos, y se despidió de ellos después de
haberles dado sabios consejos.
Volviéndose a los que
se hallaban presentes, les pidió que lo perdonasen por alguna involuntaria
ofensa. Y, alzando hacia el cielo la vela encendida que sostenía en las manos,
la reverenció como símbolo del Espíritu Santo. Pidió luego a los clérigos que
cantasen el Te Deum, y así murió, el 30 de mayo de 1252. Había reinado treinta
y cinco años en Castilla y veinte en León, siendo afortunado en la guerra,
moderado en la paz, piadoso con Dios y liberal con los hombres, como afirman
las crónicas de él. Su nombre significa "bravo en la paz".
Guerrero, poeta y
músico, compuso canticas, una de ellas dedicada a nuestro Señor.
Se destacó por su
honestidad y la pureza de sus costumbres.
Fernando III fue
canonizado por el papa Clemente X en el año 1671. Lo sucedió en el trono su
hijo mayor, Alfonso X, que la historia conoce con el nombre de Alfonso el Sabio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario