Hoy la Iglesia recuerda, en el día de los trabajadores,
a San José, Obrero.
Pablo VI se ha expresado al respecto:
"Vosotros, los hijos del trabajo, que durante siglos habéis sido los
esclavos de la labor, buscad a aquel que declara que la vida es sagrada, que el
obrero es libre de las cadenas que la primacía del materialismo y del egoísmo
económico ha soldado no sólo en torno de los puños de los trabajadores, sino en
torno de su corazón y de su espíritu... Buscad un principio, una razón que haga
a los hombres iguales, solidarios entre sí, y que les devuelva la fraternidad.
Y ello no en el odio contra otros hombres... Ya que todos viven en una
comunidad natural, que traten de formar una sociedad humana y que sientan la
grandeza de ser un pueblo".
El mundo humano es el mundo del trabajo, hecho por
la inteligencia, a través de las manos que en medio de la naturaleza señalaron
el camino del progreso y la cultura. Dios concedió manos a otras especies, pero
sólo a la mano del hombre le dio el carácter de herramienta. Toda la técnica
sobre la cual se asienta la civilización es prolongación de esa mano que Dios
otorgó al hombre.
Hoy celebramos al padre nutricio de Jesús, justo y
humilde carpintero de Nazaret, que pasa la vida no sólo en la meditación y la
oración, sino también en las fatigas de su artesanía. José es el símbolo de la
prudencia, del silencio, de la generosidad, de la dignidad y de la aplicación
en el trabajo; también lo es de los derechos y de los deberes respecto del
trabajo.
San José fue un auténtico obrero en el pleno
sentido de la palabra, y el único hombre que compartió con el Hijo de Dios la
tarea de todos los días.
Recordamos hoy a todos los trabajadores de nuestra
patria y del mundo, pidiendo al cielo para que sean instrumento de paz, de
evangelización, de serena inteligencia, de valor y de confianza en sí mismos,
de esperanzas de bien y de fervientes voluntad, dignos y sin retaceos en la
hermandad de los hombres. Hoy la Iglesia recuerda, en el día de los
trabajadores, a san José, obrero.
Juan Pablo II enseña que los hombres descubren pronto la cruz en su trabajo; precisamente por ello el esfuerzo humano es redentor, pues Cristo lo ha unido a su pasión: también él fue obrero y predicó su evangelio del trabajo conociendo íntimamente esta realidad que tiene por protagonistas a todos los hombres y mujeres del mundo.
Juan Pablo II enseña que los hombres descubren pronto la cruz en su trabajo; precisamente por ello el esfuerzo humano es redentor, pues Cristo lo ha unido a su pasión: también él fue obrero y predicó su evangelio del trabajo conociendo íntimamente esta realidad que tiene por protagonistas a todos los hombres y mujeres del mundo.
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