En la serie de los Pontífices (que
hasta 1994 ya eran 265) el Papa Marcelo ocupa el puesto número 30. Fue
Pontífice por un año: del 308 al 309. El nombre "Marcelo" significa:
"Guerrero".
Era uno de los más valientes
sacerdotes de Roma en la terrible persecución de Diocleciano en los años 303 al
305. Animaba a todos a permanecer fieles al cristianismo aunque los
martirizaran.
Elegido Sumo Pontífice se dedicó
a reorganizar la Iglesia que estaba muy desorganizada porque ya hacía 4 años
que había muerto el último Pontífice, San Marcelino. Era un hombre de carácter
enérgico, aunque moderado, y se dedicó a volver a edificar los templos
destruidos en la anterior persecución. Dividió Roma en 25 sectores y al frente
de cada uno nombró a un Presbítero (o párroco). Construyó un nuevo cementerio
que llegó a ser muy famoso y se llamó "Cementerio del Papa Marcelo".
Muchos cristianos habían
renegado de la fe, por miedo en la última persecución, pero deseaban volver
otra vez a pertenecer a la Iglesia. Unos, los rigoristas decían que nunca más
se les debía volver a aceptar. Otros, los manguianchos decían que había que
admitirlos sin más ni más otra vez a la religión. Pero el Papa Marcelo, apoyado
por los mejores sabios de la Iglesia, decretó que había que seguir un término
medio: sí aceptarlos otra vez en la religión si pedían ser aceptados, pero no
admitirlos sin más ni más, sino exigirles antes que hicieran algunas
penitencias por haber renegado de la fe, por miedo, en la persecución.
Muchos aceptaron la decisión del
Pontífice, pero algunos, los más perezosos para hacer penitencias, promovieron
tumultos contra él. Y uno de ellos, apóstata y renegado, lo acusó ante el
emperador Majencio, el cual, abusando de su poder que no le permitía
inmiscuirse en los asuntos internos de la religión, decretó que Marcelo quedaba
expulsado de Roma. Era una expulsión injusta porque él no estaba siendo
demasiado riguroso sino que estaba manteniendo en la Iglesia la necesaria
disciplina, porque si al que a la primera persecución ya reniega de la fe se le
admite sin más ni más, se llega a convertir la religión en un juego de niños.
El Papa San Dámaso escribió
medio siglo después el epitafio del Papa Marcelo y dice allí que fue expulsado
por haber sido acusado injustamente por un renegado.
El "Libro Pontifical",
un libro sumamente antiguo, afirma que en vez de irse al destierro, Marcelo se
escondió en la casa de una señora muy noble, llamada Lucina, y que desde allí
siguió dirigiendo a los cristianos y que así aquella casa se convirtió en un
verdadero templo, porque allí celebraba el Pontífice cada día.
Un Martirologio (o libro que
narra historias de mártires) redactado en el siglo quinto, dice que el
emperador descubrió dónde estaba escondido Marcelo e hizo trasladar allá sus
mulas y caballos y lo obligó a dedicarse a asear esa enorme pesebrera, y que
agotado de tan duros trabajos falleció el Pontífice en el año 209.
La casa de Lucina fue convertida
después en "Templo de San Marcelo" y es uno de los templos de Roma
que tiene por titular a un Cardenal.
Señor Dios: concédenos la gracia de
no renegar jamás de nuestras creencias cristianas, y haz que te ofrezcamos las
debidas penitencias por nuestros pecados. Amen.
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