A fines del siglo XV una devota mujer
de Chiavari, en la provincia de Génova, mandó pintar sobre el muro de un huerto
una bella imagen de la Madre y el Niño, en señal de gratitud por haber sido
salvada del flagelo de la peste
En 1493 una grave epidemia de cólera
azotó a la ciudad de Génova, alcanzando la vecina localidad de Chiavari donde
María Turquina Quercio, piadosa mujer del suburbio de Rupinaro, prometió a la
Virgen una señal de público reconocimiento si la mantenía inmune a la peste.
Señal de agradecimiento
Superado el flagelo, María Turquina
encargó al artista Benedicto Borzone pintar sobre un muro del huerto ubicado
entre el Palacio de Gobierno y el puerto, una imagen de la Santa Madre y el
Niño junto a San Sebastián y San Roque, santos protectores de los enfermos. La
imagen debía ser venerada por los transeúntes que, en su diario trajín, no
tenían tiempo de entrar al templo para orar.
Poniendo todo su empeño Borzone logró
expresar de manera admirable la bondad de la Santísima Virgen y la fuerza de su
protección, obteniendo el bello y colorido retrato que conocemos.
Con el paso de los años el huerto fue
transformado en depósito y chiquero pero la bella pintura siguió allí,
manteniendo su aspecto y tonalidad y llamando poderosamente la atención de quienes
pasaban por el lugar.
En 1528 la peste volvió a castigar la
Liguria, abatiéndose con especial fuerza en Chiavari, hecho que acrecentó la
devoción por la imagen. Por esa razón, las autoridades de la ciudad decidieron
construirle un altar que permitiese a los fieles inclinarse y orar ante ella.
Apariciones y milagros
La noche del 18 de diciembre de 1609,
Gerónima Turrio, una lavandera del barrio de Rupinaro, rezaba frente a la
Virgen cuando, repentinamente, la pintura comenzó a irradiar una luz intensa. El
prodigio se conoció en los alrededores y al cabo de un tiempo, cientos de
peregrinos comenzaron a acudir al lugar para implorar gracias.
La fama de Nuestra Señora del Huerto
se vio reforzada el 2 de julio de 1610 cuando, en horas de la mañana, se le apareció
a Sebastián Descalzo, un humilde poblador de las inmediaciones, quien en esos
momentos caminaba desde su casa al suburbio de Carasco, recitando sus
oraciones.
Transitaba Sebastián la plaza de la
ciudad cuando vio frente a sí a la Virgen bendita luciendo un hermoso manto
celeste. Poco después, comenzaron los milagros. Una rajadura que atravesó el
muro de un extremo a otro de la pintura, se reparó sola, sin la intervención de
ningún albañil. Otro día, frente a su imagen, dos enemigos acérrimos fray Miguel
Raggio y Battino Marini, se reconciliaron dándose el abrazo de la paz y al cabo
de un tiempo se producían curaciones, se solucionaban diferendos y se concedían
peticiones, todo por medio de la Virgen del Huerto.
Santa Patrona de Chiavari
El 7 de marzo de 1634 el Consejo de
Gobierno de la ciudad declaró a la Virgen del Huerto patrona de la población y
del distrito de Chiavari y el 8 de septiembre el sector de la pared donde se
hallaba pintada la imagen fue trasladado al Altar Mayor del santuario, inaugurado
el año anterior.
En 1769 Nuestra Señora del Huerto fue
solemnemente coronada con oro del Capitolio Vaticano y su iglesia entregada a
la congregación de los Carmelitas Descalzos quienes la tuvieron en su poder
hasta 1797, cuando al proclamar Napoleón la República Ligur, se alejaron.
En 1892, instituida la nueva diócesis
de Chiavari, S.S. León XIII elevó el santuario a Catedral designando dos años
después a su primer obispo, Monseñor Fortunato Vinelli. El 3 de julio de 1907
San Pío X la elevó a Basílica.
Hijas de María Santísima del Huerto
En 1829 San Antonio María Gianelli,
obispo de Bobbio, se inspiró frente a la sagrada imagen para fundar la
congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto, venerable instituto
que, desde Italia y España hasta Palestina y la India, pasando por América del
Sur y las tierras del Congo, difundió por el mundo su sagrada devoción.
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