jueves, 2 de julio de 2015

NUESTRA SEÑORA DEL HUERTO



A fines del siglo XV una devota mujer de Chiavari, en la provincia de Génova, mandó pintar sobre el muro de un huerto una bella imagen de la Madre y el Niño, en señal de gratitud por haber sido salvada del flagelo de la peste

En 1493 una grave epidemia de cólera azotó a la ciudad de Génova, alcanzando la vecina localidad de Chiavari donde María Turquina Quercio, piadosa mujer del suburbio de Rupinaro, prometió a la Virgen una señal de público reconocimiento si la mantenía inmune a la peste.

Señal de agradecimiento

Superado el flagelo, María Turquina encargó al artista Benedicto Borzone pintar sobre un muro del huerto ubicado entre el Palacio de Gobierno y el puerto, una imagen de la Santa Madre y el Niño junto a San Sebastián y San Roque, santos protectores de los enfermos. La imagen debía ser venerada por los transeúntes que, en su diario trajín, no tenían tiempo de entrar al templo para orar.

Poniendo todo su empeño Borzone logró expresar de manera admirable la bondad de la Santísima Virgen y la fuerza de su protección, obteniendo el bello y colorido retrato que conocemos.

Con el paso de los años el huerto fue transformado en depósito y chiquero pero la bella pintura siguió allí, manteniendo su aspecto y tonalidad y llamando poderosamente la atención de quienes pasaban por el lugar.

En 1528 la peste volvió a castigar la Liguria, abatiéndose con especial fuerza en Chiavari, hecho que acrecentó la devoción por la imagen. Por esa razón, las autoridades de la ciudad decidieron construirle un altar que permitiese a los fieles inclinarse y orar ante ella.

Apariciones y milagros

La noche del 18 de diciembre de 1609, Gerónima Turrio, una lavandera del barrio de Rupinaro, rezaba frente a la Virgen cuando, repentinamente, la pintura comenzó a irradiar una luz intensa. El prodigio se conoció en los alrededores y al cabo de un tiempo, cientos de peregrinos comenzaron a acudir al lugar para implorar gracias.

La fama de Nuestra Señora del Huerto se vio reforzada el 2 de julio de 1610 cuando, en horas de la mañana, se le apareció a Sebastián Descalzo, un humilde poblador de las inmediaciones, quien en esos momentos caminaba desde su casa al suburbio de Carasco, recitando sus oraciones.

Transitaba Sebastián la plaza de la ciudad cuando vio frente a sí a la Virgen bendita luciendo un hermoso manto celeste. Poco después, comenzaron los milagros. Una rajadura que atravesó el muro de un extremo a otro de la pintura, se reparó sola, sin la intervención de ningún albañil. Otro día, frente a su imagen, dos enemigos acérrimos fray Miguel Raggio y Battino Marini, se reconciliaron dándose el abrazo de la paz y al cabo de un tiempo se producían curaciones, se solucionaban diferendos y se concedían peticiones, todo por medio de la Virgen del Huerto.

Santa Patrona de Chiavari

El 7 de marzo de 1634 el Consejo de Gobierno de la ciudad declaró a la Virgen del Huerto patrona de la población y del distrito de Chiavari y el 8 de septiembre el sector de la pared donde se hallaba pintada la imagen fue trasladado al Altar Mayor del santuario, inaugurado el año anterior.

En 1769 Nuestra Señora del Huerto fue solemnemente coronada con oro del Capitolio Vaticano y su iglesia entregada a la congregación de los Carmelitas Descalzos quienes la tuvieron en su poder hasta 1797, cuando al proclamar Napoleón la República Ligur, se alejaron.

En 1892, instituida la nueva diócesis de Chiavari, S.S. León XIII elevó el santuario a Catedral designando dos años después a su primer obispo, Monseñor Fortunato Vinelli. El 3 de julio de 1907 San Pío X la elevó a Basílica.

Hijas de María Santísima del Huerto

En 1829 San Antonio María Gianelli, obispo de Bobbio, se inspiró frente a la sagrada imagen para fundar la congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto, venerable instituto que, desde Italia y España hasta Palestina y la India, pasando por América del Sur y las tierras del Congo, difundió por el mundo su sagrada devoción.

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