Desde los antiguos ermitaños que se establecieron
en el Monte Carmelo, Los
Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a
la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías como un
símbolo de la Virgen María Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos
antes de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para
la Inmaculada Concepción.
En las palabras de Benedicto XVI, 15,VII,06:
"El Carmelo, alto promontorio que
se yergue en la costa oriental del Mar Mediterráneo, a la altura de Galilea,
tiene en sus faldas numerosas grutas naturales, predilectas de los eremitas. El
más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, quien en el
siglo IX antes de Cristo defendió valientemente de la contaminación de los
cultos idolátricos la pureza de la fe en el Dios único y verdadero.
Inspirándose en la figura de Elías, surgió al Orden contemplativa de los
«Carmelitas», familia religiosa que cuenta entre sus miembros con grandes
santos, como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa
Benedicta de la Cruz. Los Carmelitas han difundido en el pueblo cristiano la
devoción a la Santísima Virgen del Monte Carmelo, señalándola como modelo de
oración, de contemplación y de dedicación a Dios. María, en efecto, antes y de
modo insuperable, creyó y experimentó que Jesús, Verbo encarnado, es el culmen,
la cumbre del encuentro del hombre con Dios. Acogiendo plenamente la Palabra,
«llegó felizmente a la santa montaña» Oración de la colecta de la Memoria, y
vive para siempre, en alma y cuerpo, con el Señor. A la Reina del Monte Carmelo
deseo hoy confiar todas las comunidades de vida contemplativa esparcidas por el
mundo, de manera especial las de la Orden Carmelitana, entre las que recuerdo
el monasterio de Quart, no muy lejano de aquí, Valle de Aosta. Que María
ayude a cada cristiano a encontrar a Dios en el silencio de la oración.
La devoción a la Santísima Virgen. Ellos
interpretaron la nube de la visión de Elías como un símbolo de la Virgen María
Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación
del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.
Los marineros, antes de la edad de la electrónica,
dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí
la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las
aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas
se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos
dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve
Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello
nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una
estrella junto al mar.
La Virgen Inmaculada, Estrella del Mar, es la
Virgen del Carmen, es decir a la que desde tiempos remotos se venera en el
Carmelo. Ella
acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo. A los
Carmelitas se les conoce por su devoción a la Madre de Dios, ya que en ella ven
el cumplimiento del ideal de Elías. Incluso se le llamó: "Los hermanos de
Nuestra Señora del Monte Carmelo". En su profesión religiosa se
consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en honor ella, como un
recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por ella, a Cristo.
La devoción
a la Virgen del Carmen se propagó particularmente en los lugares donde los
carmelitas se establecieron.
En España Entre los lugares en que se venera en España la Virgen de España
como patrona está Beniaján,
Murcia.
En América: Es patrona de Chile; en
el Ecuador es reina de
la región de Cuenca y del Azuay, recibiendo la coronación pontificia el 16 de
Julio del 2002. En la iglesia del monasterio de la Asunción en Cuenca se venera
hace más de 300 años. Es además venerada por muchos en todo el continente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario