Eliseo "Dios es mi salvación" es una
figura dominante del siglo IX antes de Cristo. Conocemos el nombre de su padre,
Safat, originario de Abel Meholah, al sur de Bewt-Shan, y sabemos que su
familia era acomodada
El Carmelo desde siempre
consideró a este discípulo de San Elías, de quien heredó su doble espíritu,
como su segundo padre espiritual.
Dios le elige directa y especialmente
para que vaya en seguimiento de Elías, al cual sucederá después de la
misteriosa desaparición de éste, heredando su espíritu en la medida establecida
por la Ley para los primogénitos: el doble que los otros herederos. Su
condición de "hombre de Dios" se revela principalmente en los
prodigios de todo género con que está entretejida su vida. Los obra por si
mismo, para personas particulares y para comunidades enteras.
Vivió hacia 850-800, sucesor de
san Elías, al que supera ciertamente por el número y lo llamativo de sus
milagros, pero no por su personalidad y su influencia religiosa. Así, Elías es
mencionado en el Nuevo Testamento, significativamente, 30 veces; Eliseo sólo
una vez.
Su historia, casi legendaria y a
veces plagiada de la de Elías, fue recogida en 1 y 2. Con la unción de Yehú
provocó la caída de la dinastía de Ajab. Gozaba de gran estimación entre los
reyes Yosafat y Yoás. Parece que incluso sus propios huesos obraban milagros.
Eliseo aparece en la Biblia
cuando Elías es arrebatado y su carisma pasa a Eliseo, y concluye con el
milagro que tuvo lugar con el cadáver del profeta ya enterrado.
La mayoría de las narraciones,
que semejan hermosas "florecillas", muestran a Eliseo rodeado de unos
grupos que reciben el nombre de "discípulos (o hijos) de los
profetas".
Esta es una cuestión ya superada,
pero quizá sea bueno recordar aquí quiénes eran estos "hijos de los
Profetas" a los que muchos autores de dentro y fuera de la Orden señalaron
durante siglos como predecesores de los actuales carmelitas, que tienen su
verdadero origen a finales del siglo XII.
San Eliseo era el Maestro y Padre
de todos estos grupos, a quien acudían y obedecían.
Quizá no nos equivoquemos si
consideráramos a esas confraternidades de profetas como los últimos portadores
de una fe en Yahvé, pura y sin mezcla; ni tampoco nos equivoquemos, si
estimamos en alto grado su importancia en orden a la pervivencia de la fe en
Yahvé, y en especial para el sello característico que tendrá en adelante. En
último término, éste es el punto del que partió aquella inaudita radicación de
la fe yahvista y del derecho divino que nos encontramos en los profetas más
tardíos.
Los sorprendentes descubrimientos
en las grutas situadas al noroeste del mar Muerto, no solamente nos
proporcionan noticia de un establecimiento de esenios de estricta observancia,
un siglo antes y un siglo después del nacimiento de Cristo, sino que nos
proporcionan también una visión exacta de las ordenanzas rigurosas de su vida
comunitaria dirigida autoritativamente todo ello gracias al documento llamado
"Reglas de la secta", muestran bajo nueva luz los relatos referentes
a las fraternidades de profetas de la época de Eliseo.
Hasta la última reforma
litúrgica, obra del Vaticano II, celebrábamos su fiesta el 14 de junio. Ahora
la celebramos, juntamente con la de Elías, el 20 de julio.
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